Para que nadie se sienta solo, ni se le discrimine por razones de
sexo, edad, religión, nacionalidad, pobreza... Todos los miembros de la
orquesta son necesarios.
Todos somos necesarios.
(La foto la hice el otro día en una estación de autobuses. Aquellos jóvenes se compenetraban bien y tocaban de maravilla).