Podía haberle dicho que, cuando él tenía su edad, el Atleti era el equipo con los jugadores más intelectuales de este país, que estudiaban en la universidad y se oponían al régimen de Franco. Pero esto quizá no lo entendiera un niño de 7 años.
Aún recordaba el gol de Schwarzenger en el útimo minuto y la final
perdida en Lisboa. Quizá hubiera algo místico en las derrotas y humano,
demasiado humano, como diría Nietzsche. En realidad a él no le gustaba
el fútbol ni los deportes en general. Lo suyo siempre había sido
sentarse a una mesa y escribir. O pasarse el tiempo leyendo y viajando
de una parte a otra del mundo en busca de la inspiración para sus
novelas..
Cogió a su hijo en brazos y lo besó en la cara, en la frente y la mejilla. Varias veces. Te quiero, le dijo. Eres lo que más quiero en este mundo.
Yo también te quiero a ti, papá. ¿Me llevas al parque?
Cogió a su hijo en brazos y lo besó en la cara, en la frente y la mejilla. Varias veces. Te quiero, le dijo. Eres lo que más quiero en este mundo.
Yo también te quiero a ti, papá. ¿Me llevas al parque?
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