viernes, 9 de marzo de 2012

Siempre nos quedará don Quijote (IV)

La historia relatada en casa de los duques representa la esencia del heroísmo en el Barroco. Lo importante no es que el hecho heroico se encuentre acompañado de proezas y riesgos, sino que hay que transmitir la emoción del momento.

Los miembros de la casa ducal saben que todo es una broma, por lo que viven la tragedia como una farsa burlesca. En realidad, su vida es una representación continua. Olvidados de la comedia de la vida, que es una tragedia, deciden representar lo que son realmente. Están haciendo una verdadera farsa de la vida: se creen actores, pero son hombres y mujeres.

El breve capítulo 37 es un buen ejemplo del estudio de tal realidad social, al analizarse críticamente a través del llamado “coloquio dueñesco”. Es la ilusión realista que tanto utilizará Cervantes en sus obras. La mala reputación de las dueñas de la servidumbre era un tema tradicional en la narrativa clásica. A las dueñas se las consideraba ociosas, maldicientes, lascivas y en el papel de medianeras. Cervantes sigue en este sentido la tradición del Lazarillo y otros creadores de ficciones del siglo de oro.

Alguien ha contado 669 personajes en las dos partes del Quijote. Pese a no ser una novela urbana, como la típica novela picaresca, ofrece un perfil representativo de la sociedad española de alrededor de 1600 tan bueno como el que presenta cualquiera de estas últimas, sin llegar a ser por ello una novela “social, en el sentido en que lo son la mayoría de las grandes obras decimonónicas, y hasta de los primeros años del siglo XX, hasta que Proust, Joyce y Kafka las dinamitaron, sin olvidar las obras de Woolf y Faulkner, por ejemplo.

La técnica del suspense es esencial en la novela. A ella corresponde la digresión del narrador sobre el apellido Trifaldi y los otros nombres de la condesa. También la larga serie de réplicas que se producen entre la Dueña, don Quijote y Sancho. En cierta medida recuerda a Sterne y su Tristram Shandy, con las digresiones utilizadas para no “terminar” de nacer “desde el huevo”. También se ve la influencia en Fielding, Lennox, Graves, Dickens y otros ingleses, pues fue en Inglaterra donde el magisterio del Quijote resultó evidente. Con la excepción de la Biblia, el Quijote es la obra extranjera que más profundas huellas ha dejado en la tradición literaria británica.

Por su parte la técnica del encajonamiento es una variante del suspense, con la historia de la dueña Dolorida intercalada entre la de los dos amantes. Esta técnica es habitual en el Quijote, como en la historia del Curioso impertinente o la del Capitán cautivo. Sería complementaria del referido suspense, como si para conseguir éste utilizara una suerte de cajas chinas que retrasan el final de la historia.

(Publicado en el Diario Progresista el 9 de Marzo de 2012)

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