sábado, 30 de noviembre de 2024

"Ayer mis alumnos, indirectamente, me llamaron viejo, con cariño, eso sí".


 
"Tú debiste ser un Don Juan en tus tiempos", me dijeron mientras se referían a mi ropa, el pañuelo de la chaqueta o todas las cosas culturales que les cuento. Sonreí y continué explicándoles algunas ecuaciones de matemáticas que me parecen interesantes. Luego, tras subirme al coche y poner el viaje de Sigfrido por el Rin, que es como el viaje por la vida
 
me quedé pensativo. La verdad es que debo ir admitiendo que me hago mayor y que, aunque siempre podré recordar el esplendor en la hierba de mi vida, el tiempo pasa muy deprisa.
 
"What though the radiance which was once so bright,
be now for ever taken from my sight,
though nothing can bring back the hour
of splendour in the grass, of glory in the flower;
we will grieve not, rather find
strength in what remains behind;
in the primal sympathy
which having been must ever be;
in the soothing thoughts that spring
out of human suffering;
in the faith that looks through death,
in years that bring the philosophic mind".
 
"Pues aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas,
aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos, pues encontraremos
fuerza en el recuerdo,
en aquella primera simpatía
que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre,
en los sosegados pensamientos que brotaron
del humano sufrimiento
y en la fe que mira a través de la muerte,
y en los años, que traen consigo las ideas filosóficas".
 
En fin, ahora ya me tocan sopitas y buen vino, como se decía antes, y podría decir también Wordsworth. Y la manta eléctrica para la espalda.
 
Si es que no somos nadie.

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