sábado, 18 de junio de 2016

Acabo de tomarme un café y una magdalena en el aeropuerto y me he convertido en Proust.

Ha nacido en mí la "memoria involuntaria", no solo porque voy a dar una conferencia sobre Proust y Joyce en una ciudad donde solo he estado una vez, sino porque se han transformado en unos segundos mi lenguaje y mis recuerdos.

Es el grado cero de la escritura del que hablaba Barthes, la percepción de que como escritor estoy inventando el mundo y como lector Proust y Joyce me están inventando a mí.

Después de recorrer el finger, Molly me dice que sí quiere. Nos sentamos y repite.

Sí.

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