Jackson Pollock es uno de los pintores esenciales del siglo XX.
Anoche me topé con él mientras repasaba un libro de Fisica. En unos días
presentaré, en el Casino de Madrid, un libro de relatos de un profesor
de Física y quería leer algo al respecto.
Hablando de la belleza
en arte y en ciencia, Pollock es un buen ejemplo de simplicidad y
complejidiad. La densidad de sus cuadros los hace grandes y, aunque las
salpicaduras de pintura parecen
aleatorias, sus obras más importantes poseen una densidad,
aproximadamente, uniforme por cada color que aparece en ellas.
Ahí está la Teoría del Caos, algo similar a lo que se produce en la
Naturaleza desde el origen de los tiempos. Después de un huracán, todo
se queda con el "orden" del caos. Los artistas, escritores, músicos
pueden atraer al público gracias a su instinto, por la imitación de los
patrones fractales que sigue la propia Naturaleza. La belleza adquiere
sentido por sí misma, de forma tan determinista como aleatoria, algo que
también intento que ocurra con lo que escribo.
Cuando miro y analizo los cuadros de Pollock, sé que estoy en mi época, que los dos estamos en la época correcta.
(Este cuadro es "Convergence", del año 1952, de 393.7 x 237.5 cm. y se encuentra en la Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, NY, USA).
Cuando miro y analizo los cuadros de Pollock, sé que estoy en mi época, que los dos estamos en la época correcta.
(Este cuadro es "Convergence", del año 1952, de 393.7 x 237.5 cm. y se encuentra en la Albright-Knox Art Gallery, Buffalo, NY, USA).
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