jueves, 16 de mayo de 2013

Sigfrido o el héroe problemático

Los dos primeros actos de la ópera "Sigfrido" son un cuento. La humanidad necesita de un héroe que la salve del yugo de los dioses y los tiranos, y por eso en el primer acto se nos cuenta su nacimiento y en el segundo su principal aventura, la de matar al dragón que guarda en su poder el anillo de los nibelungos. El tercer acto será el de la consumación del amor entre Sigfrido y Brunilda, tal y como comenté en el artículo de la semana pasada sobre este ciclo de las óperas de Wagner. 
Lo que hace Wagner al escribir su poema es dibujar los rasgos principales de los que hablará Lukács con relación al héroe problemático. En su Teoría de la novela, Lukács definió el género como la historia de un héroe problemático que vive en un mundo complejo. Se cuestionan las barreras sociales tradicionales, los valores no son indiscutibles y los individuos ya no encuentran un lugar perfecto en el mundo.

Don Quijote es uno de esos héroes, y la suya es la aventura en estado puro, aunque te partan los huesos, los dientes y el alma. Cervantes creía que había escrito un simple divertimento, pero sin el Quijote no se hubieran escrito el Tristram Shandy y Santiago el fatalista, y desaparecería de golpe la literatura inglesa, francesa y española de los siglos XVIII y XIX.

Como escribió Todorov, seguimos en relación con el absoluto o lo sagrado, pero uno y otro han abandonado el cielo y descendido sobre la tierra. No se trata de decir que, para los europeos, la religión ha muerto, sino que ha dejado de ofrecer el marco obligatorio en el que se estructura la sociedad en su conjunto como la experiencia de los individuos.

Sigfrido destroza el bastón del gran dios, Wotan, y con ello está anticipando tanto la caída de los dioses como su propia derrota. Sin la protección de dios, el hombre morirá en cualquier momento, ya sea porque le claven una lanza por la espalda, una flecha en el talón o, simplemente, de viejo.

Por eso la última ópera de Wagner no puede llamarse más que "El crepúsculo de los dioses". No deja de ser curioso que, en estos tiempos, cada vez más gente esté necesitada de dejar su destino, nuevamente, en manos de los dioses, o de sus representantes en la tierra.

 (continuará)