jueves, 2 de marzo de 2017

Matisse y el color de la amistad.

El dueño del café Puro Teatro, un filósofo llamado Mariwán, dijo el otro día en la tertulia que, como señala Nietzsche en su Zaratustra, uno debe ponerse guapo para recibir a los amigos.

El otro día, mientras conducía, estuve dando vueltas durante mucho rato a "La Danza" de Matisse, de 1909, que está en el Museo del Hermitage de San Petersburgo (hay otra versión del cuadro en el MoMA). Este pintor intentó reflejar la sensualidad de la luz y el color con la intención de hacer más felices a las personas que miraban sus cuadros. Sería la armonía de la música, la paz de la Naturaleza.

Mis amigos (incluidos los que no pudieron participar en un video elaborado por Ana, una "chica Sotelo" escapada de una de mis novelas) se pusieron guapos en el sentido de demostrar su alegría para celebrar la amistad. Además, Santiago me hizo un curioso grabado, Javier un soneto con estrambote, Antonio una tarta con la portada de mis novelas, que él ha ido elaborando a lo largo de los años, y todos los amigos me prestaron su sonrisa.

El video comienza con la música de "Casablanca", el "Gaudeamus Igitur" universitario del siglo XVIII, que es un canto al "Carpe Diem", y una canción de la deliciosa "La la land", algo parecido también a los poemas más rítmicos de Horacio.

https://www.youtube.com/watch?v=2hdgKM010jQ&feature=share

Seguro que Matisse también hubiera venido a la tertulia.



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