Cuando en la presentación de un libro eliminamos "la cuarta pared" desde el principio.
Cuando la autora es una de las personas más vitales, alegres y bondadosas que he conocido.
Cuando se llena la Casa del Libro de Madrid y los presentadores cedemos
nuestras sillas y nos quedamos de pie, en mi caso como si estuviera
dando clase en la Universidad.
Cuando no dejamos de bromear, de reír y sonreír, y de hablar de
literatura, de los narradores y los personajes, del tiempo y el espacio,
del discurso, de Kristeva, García Márquez y Neruda, de Hitchcock y
Chopin, de pintura y poesía, de los barrios "húmedo" y "romántico" de
León, y de sus narradores y poetas que dan vida cultural a esa ciudad.
Cuando estar al lado de Marta Muñiz Rueda es un privilegio, no solo durante la hora y media que dura la presentación de su novela "Tiempo de cerezas", sino durante el té que nos tomamos ella y yo antes en un café de la calle Fuencarral.
Cuando la vida es lógicamente interesante.
Cuando estar al lado de Marta Muñiz Rueda es un privilegio, no solo durante la hora y media que dura la presentación de su novela "Tiempo de cerezas", sino durante el té que nos tomamos ella y yo antes en un café de la calle Fuencarral.
Cuando la vida es lógicamente interesante.
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