"Sergio es capaz de viajar a la luna en avioneta para resolver el
enigma, dijo Pepe cogiendo a Daniel del hombro. Y convencer a los
lunáticos de que la vida es bella, dijo Elena acariciando la cabeza del
novelista. Y hay que exprimirla al máximo para que tenga sentido,
aseguró Anselmo. ¿Quién murió en el Malecón, porque no entiendo nada?,
preguntó Miguel Ángel preocupado. No tengo ni idea..., le respondió
Daniel. ¿Por qué tendríamos que creer tu historia?, insistió el que se parecía
a Jesucristo. No hace falta que lo hagas, dijo Daniel sonriendo, pero
sabes que habrás incumplido el pacto de ficción del buen lector o del
buen oyente. ¿Dónde has estado desde entonces?, no podía dejarlo Miguel
Ángel. Os juro que no lo sé..., dijo Daniel con una mueca graciosa. Era
como si me hubiera bebido toda la barra de la taberna, de todas las
tabernas de Cuba".
(Justo Sotelo, 2013, "Las mentiras inexactas", Madrid, Izana editores, 232 pp).
(Esta novela, entre otras muchas cosas, es la historia de amor entre Sergio, un hombre de veintitantos años que tiene una librería en la plaza Santa Ana de Madrid, y Nora, su profesora de literatura de la Complutense, que le dobla la edad. Pero también es la historia de amor entre el joven y su padre, Daniel. La foto es del Malecón de La Habana).
(Esta novela, entre otras muchas cosas, es la historia de amor entre Sergio, un hombre de veintitantos años que tiene una librería en la plaza Santa Ana de Madrid, y Nora, su profesora de literatura de la Complutense, que le dobla la edad. Pero también es la historia de amor entre el joven y su padre, Daniel. La foto es del Malecón de La Habana).
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