Dos horas después me creo que una entretenida película feminista también puede ser un cuento de hadas y de monstruos, además de una metáfora sobre los celos entre personas adultas que germinan en la infancia y ese afán de posesión de tantas personas sobre otras. De alguna forma me recuerda a las primeras películas de Huston, de ambientes cerrados y con pocos personajes.
A la salida continúa lloviendo. Veo a unos niños jugando sobre los
charcos de agua y me dan ganas de ponerme a jugar con ellos. Luego
pienso en lo que quedará de recuerdo en sus mentes de esos juegos cuando
crezcan.
¿Alguno de esos niños aún querrá arrancar la cabeza al juguete de su amigo, que es más bonito que el suyo?
¿Alguno de esos niños aún querrá arrancar la cabeza al juguete de su amigo, que es más bonito que el suyo?
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