sábado, 8 de julio de 2017

En la sala número 11.

En la calle diluvia, no hay apenas gente en la cola del cine. Saco entradas para "Colossal", la cuarta película del director cántabro Nacho Vigalondo que se ha estrenado antes en Estados Unidos que en España, gracias al apoyo de su protagonista, una espléndida Ana Hathaway. No debemos ser ni quince personas en la pequeña sala número 11.

Dos horas después me creo que una entretenida película feminista también puede ser un cuento de hadas y de monstruos, además de una metáfora sobre los celos entre personas adultas que germinan en la infancia y ese afán de posesión de tantas personas sobre otras. De alguna forma me recuerda a las primeras películas de Huston, de ambientes cerrados y con pocos personajes.

A la salida continúa lloviendo. Veo a unos niños jugando sobre los charcos de agua y me dan ganas de ponerme a jugar con ellos. Luego pienso en lo que quedará de recuerdo en sus mentes de esos juegos cuando crezcan.

¿Alguno de esos niños aún querrá arrancar la cabeza al juguete de su amigo, que es más bonito que el suyo?

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