Hay
personas que cambian el mundo de verdad y no se conforman con estar
sentadas cómodamente en sus sillas. Y hoy me apetece hablar de una de
ellas.
Me refiero a mi amiga Marta N. No solo porque sea profesora de Ciencias Políticas e intente que sus alumnos piensen por sí mismos, sino porque se recorre el mundo apoyando siempre a los individuos más desfavorecidos como consultora de política internacional.
De Madrid se va a Bruselas y de ahí a Zimbabwe o Túnez, a Indonesia o Japón, a París o Nigeria. Es consciente de que continúa habiendo muchas discriminaciones en este mundo por razones de sexo, religión, edad, color de piel, etcétera. Sin embargo, sabe que la educación y la cultura son las que igualan a las personas y es lo que intenta transmitir con cursos, reuniones, charlas cotidianas.
Me refiero a mi amiga Marta N. No solo porque sea profesora de Ciencias Políticas e intente que sus alumnos piensen por sí mismos, sino porque se recorre el mundo apoyando siempre a los individuos más desfavorecidos como consultora de política internacional.
De Madrid se va a Bruselas y de ahí a Zimbabwe o Túnez, a Indonesia o Japón, a París o Nigeria. Es consciente de que continúa habiendo muchas discriminaciones en este mundo por razones de sexo, religión, edad, color de piel, etcétera. Sin embargo, sabe que la educación y la cultura son las que igualan a las personas y es lo que intenta transmitir con cursos, reuniones, charlas cotidianas.
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