miércoles, 28 de abril de 2021

"La escritora Idoia Arbillaga y la Cábala en el Café Gijón".

Idoia Arbillaga me dijo el otro día que le hubiera gustado escribir mi libro sobre Murakami, y a mí no me hubiera importado haber escrito su libro de poemas sobre la Cábala, "Creación y vacío", del que nos habló ayer por la tarde en la tertulia on line del Café Gijón. Hubo una época en que pensé escribir algo parecido, tras estudiar la obra de Walter Benjamín y conocer su final en Port Bou, y pasear varios veranos con Paqui por el barrio judío de Girona, uno de los lugares que más me gustan de España.

Cecilia Quílez, que también tuvimos como invitada hace un tiempo en la tertulia presencial, dijo que me agradecía que diera visibilidad a autores que se caracterizan "por un criterio exquisito y objetivo dentro del galimatías de panorama de la cultura donde ya vale casi todo". Y ese es uno de los motivos por los que mantengo la tertulia literaria después de 25 años ininterrumpidos, pues para mí tampoco vale todo. El haber contado, por ejemplo, con la presencia de José Luis Sampedro para explicarnos cómo pensaba sus novelas, la estructura complejísima de libros que parecen sencillos como "La vieja sirena" o "La sonrisa etrusca", es una satisfacción y un motivo de aprendizaje, lo mismo que tener a Idoia Arbillaga para explicar el delicado y pensado fundamento de su libro sobre la mística judía y sobre la vida. Determinados acontecimientos en esa vida le llevaron a estudiar el mundo sefardí, y así se apercibió de que los españoles poseemos el doble de genes judíos que de árabes, aunque la gente piense lo contrario. Ya en la introducción el profesor Vallina dice del libro que se acerca a lo inefable y ambiciona una dicción singular en sus intersecciones expresivas. La meditación aporta claves sobre la voluntad creadora a través de cinco libros que despliegan en sus breves poemas imágenes cuajadas de simbología, evocaciones de la memoria y pensamientos que asumen la materia conceptual de la Cábala, moldeada desde la incertidumbre y la extrañeza.
 
Los 5 libros son:
 
- La gran creación: universo y poesía.
- La creación humana: Nákel, la gran concepción.
- La creación artificial: la ciudad y sus perfiles.
- La creación de la muerte: Guilgul, el hombre del mar.
- La creación desde dentro.
 
Vamos desde el útero donde se entremezclan la percepción onírica y la realidad (el entorno donde todo empieza y alumbra la ausencia como centro esencial de la palabra), pasando por la génesis de una presencia nominal, Nákel, que es una crepitación interior (como el misterio que une la muerte con la vida) hasta que se abre la ciudad como contexto asimétrico que unifica el centro y los suburbios. Es el momento del amor, como en el poema "Vertical en la intemperie", o la evocación de algunos lugares geográficos concretos de Toledo, marco de la memoria donde resuenan las voces desaparecidas. El término "guilgul" alude en el cuarto libro al balanceo transmigratorio de las almas y al concepto de reencarnación. De esta forma acaba el poema X: "El hielo de la verdad ha mojado tus ganas / y extiendes tu fulgor sobre las piedras del río. / El mar absorberá tu sombra. / No debes cerrar las alas, padre, / otro cuerpo te espera". Con ello el yo verbal puede definir la quietud para escuchar las voces interiores del quinto libro. Son signos invisibles que alientan un proceso de retorno al origen y a la liberación del alma. 
 
Lo demás fue una tertulia apasionante, casi de mujeres, como si fuera desde el útero, con Almudena Mestre, Presina Pereiro, María José Muñoz Spínola, María G. Buendía, Sol Genafo, y algún hombre como Mariwan Shall, Javier del Prado y, al final, Javier Fernández Vallina, que salía de clase. 
 
Después de todo a Idoia Arbillaga se le abrió el alma por dentro desde la primera vez que leyó a los místicos cristianos, judíos y sufíes.
 





 
 
 

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