domingo, 28 de septiembre de 2025

¿Y qué le queda a un escritor?


 





Sus libros.
 
Me paseo por el mundo, por las aulas de las Universidades donde he dado clase, incluso por este mundo virtual y me encuentro con mis libros, mis queridos viejos y jóvenes amigos a los que he dedicado tantas horas de soledad. Es una soledad alegre, creativa, vital, esa parte de la vida en la que te dedicas a contar, gozosamente, en qué ha consistido una vida llena de amor y amistad, de viajes y estudio, y de búsqueda del conocimiento. Estas fotos me las regalaron por aquí hace unos días Mercedes Rodríguez Arias, Almudena Mestre y María Victoria Huertas. Y además de las fotografías están los regalos de las palabras que unen al lector y al escritor, como las de Pedro Saugar Segarra sobre mi novela "Las mentiras inexactas": 
 
"Esto no es una reseña, ni quiere serlo, ni soy quién para pretenderlo. Reconozco que no puedo ser objetivo con Justo Sotelo. Alguien que declara "solo conozco la eternidad de los libros, que es cuando el tiempo se detiene y vives el de los demás" me tiene ganado de antemano, por razones obvias, que acabo de confesar. Y si encima tienes el placer de desayunarte con él cada mañana en las redes, y de empezar el día respirando aire puro a pleno pulmón por esa ventanita que te abre a la cultura y al humanismo, para qué hablar. Así que, sin ni siquiera firmar “el pacto de ficción del buen lector”, me embarqué de cabeza y sin flotador en sus universos paralelos, en las lecturas metaliterarias que navegan por los "pasadizos interiores" de su novela. Y me dejé llevar desde la librería más antigua de Madrid hasta una isla de piratas en el Caribe, fondeando en cada rincón de ese maravilloso viaje de la galería de tripulantes excéntricos con los que el autor homenajea esas “noches de vino y rosas” que, gracias a #lasmentirasinexactas, he disfrutado como un niño, o como un bohemio más, convencido de que entre sus páginas se encuentra el mapa del tesoro. Y de que la novela tiene futuro. Yo de ti me asomaría".
 
Ese mismo día una ex alumna me escribió para decirme que había visto esta entrevista que me habían hecho en una TV hablando de esa novela:
 
Hay que ver qué joven estaba entonces, aunque según mi ex alumna los escritores no tenemos edad.

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