No sale en las revistas del corazón ni en la TV. No es una política ni una figura mediática y famosa, una influencer o una yutuber. Pero es la gente que me interesa, aquella por la que me olvido de lo cansado que estoy después de un día entero dando clase.
Anoche tocó el órgano de la Basílica Pontifica de San Miguel, en la calle San Justo, en pleno centro de Madrid (allí se casó mi hermano, por cierto), por el 50 aniversario de su reconstrucción. Nació el año 1926 en Barcelona. Su madre, Ángela Serra, discípula de Granados, fue quien le enseñó a tocar el piano, y después estudió en la Escuela Marshall y el Conservatorio Municipal y amplió sus estudios en París y Siena. Y como catedrática de órgano inició su actividad docente y concertística por toda por Europa, Norteamérica y Sudamérica, con especial interés en la recuperación del órgano como un instrumento musical popular. En los 60 se enfrentó a una sociedad misógina con hostilidad a las mujeres. Su grave sordera nunca le impidió estudiar e interpretar nuevas obras.
Fue un placer escucharla.
Y ahora voy a divertirme y reírme de lo lindo (¿se puede trabajar de otra forma?) con mis alumnos mientras escucho la voz y la música de Montserrat hablando de su vida y su obra en este otro video en catalán:
Y Bach, claro, lo más cerca que se me ocurre de Dios:
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