Antes de ayer me detuve delante del escaparate de una librería (en la segunda foto) y encontré el ensayo que Almudena Mestre
escribió sobre mi obra literaria, "Lenguaje y ficcionalidad a ritmo de
jazz". Ahí me vi yo en una fotografía que me sacó Silvia López en el
Matadero, con mi gabardina negra que me regaló Paqui en una tienda de
Zara de Almería, a cuya Universidad me fui para dar una conferencia,
casi como un detective privado
en una película de Humphrey Bogart, tal vez en "Casablanca", el sueño
de todos los hombres desde que se estrenó la película, como contó Woody
Allen en una de sus primeras comedias, tan inteligentes y divertidas
como todas (por cierto, hace unos días me encontré en casa con el regalo
de su primera novela, a los 89 años, de la que hablaré cuando la lea,
que es una costumbre que aprendí en casa de pequeño, leer antes las
cosas de las que voy a hablar). Siguiendo con el personaje de Rick
Blaine de Casablanca, me parece que también es el sueño de las mujeres
inteligentes, pues no he conocido a ninguna a la que no le haya gustado
un hombre así (un aventurero generoso e idealista, carismático, muy
atractivo, algo cínico y buena persona), aunque lo nieguen, y deban
conformarse con otra cosa.
Ya se sabe que la chica siempre se enamora del héroe, aunque se vaya con otro.
Y ya se sabe que a mí lo que me gusta es "As time goes by", que me tocaba siempre el pianista de las Cuevas de Sésamo cuando bajaba por las escaleras en busca de la literatura:
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