sábado, 11 de octubre de 2025

"Y me fui a ver el clásico de Lope".


 

Con Fuenteovejuna se acaba de iniciar la temporada de la Compañía Nacional de Teatro Clásico en Madrid. La interpretación estuvo bien, pero la dirección y la versión, como ocurre a veces en estos tiempos, es un tanto desquiciada con demasiados gritos, desnudos y sangre. Es como si pensaran que nos vamos a aburrir con las obras clásicas y hubiera que divertir a los espectadores imitando a Tarantino o algo similar. Escrita entre 1612 y 1614 se publicó en 1619. Dividida en tres actos, se basa en un hecho histórico que sucedió en 1476 en Fuente Ovejuna (Córdoba), bajo el dominio del Comendador Fernán Gómez de Guzmán, un noble tirano de la Orden de Calatrava, que abusa de su poder, oprime a los aldeanos y, en particular, intenta ejercer el derecho de pernada sobre Laurencia, la hija del alcalde y prometida de Frondoso. Después de un intento de violación contra Laurencia y el encarcelamiento de Frondoso, los aldeanos se rebelan y lo matan. Ahora me tomo un café y pienso en el texto o en las interpretaciones de la obra a lo largo del tiempo. La histórica ha omitido casi siempre la creación más poética. La interpretación política ha apreciado la exaltación emotiva basándose no en la creación poética, sino en los paralelismos externos. La formalista equipara la exaltación emotiva con la política y niega la tensión heroica que emerge del contenido poético. Desde luego que la obra es de esas piezas dramáticas que logran elevarse a grandes niveles de belleza por la fusión de lirismo y dramatismo. Y está la interpretación del mito y el ritual que he visto ahora en la Comedia. Siguiendo la tesis del escapismo del teatro del Siglo de Oro no nos enfrentamos a un mero entretenimiento sino a la forma de evasión de la angustia del presente, el derrumbamiento del Imperio, guerras civiles, plagas, crisis económica y cosas así. Gracias a una serie de ceremonias rituales (bodas, bailes, cantos, audiencia real) y de la transmisión de un arquetipo mítico (triunfo del heroísmo, de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal), Lope de Vega deja que su público saboree el ensueño espiritual de una gloria o felicidad que podían ser alcanzadas de nuevo.
 
Este es el tráiler de la actual representación en Madrid:
 
Como prefiero lo poético, simbólico y sensible, amanece este bello sábado de octubre y recuerdo la versión para ballet que hizo Antonio Gades en su día, una preciosidad:
 
Caballero Bonald fue el coguionista del montaje, donde vemos la luz de los cuadros de Velázquez, el teatro del Siglo de Oro, la enorme riqueza de la danza popular española, herramientas que Gades usa para contar sin una sola palabra el devenir del auténtico protagonista de la obra, el pueblo de Fuenteovejuna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario