lunes, 14 de marzo de 2011

La mujer es inferior al hombre en todas las religiones

        El título de este artículo es una frase pronunciada por la escritora egipcia Nawal El Saadawi durante una entrevista publicada esta semana en El País. Nada más leerla pensé que el problema de la discriminación entre los seres humanos es siempre una cuestión de poder (algo de lo que también he hablado en mis artículos de este periódico). Discrimina el que puede hacerlo, porque considera inferiores a las personas del otro sexo, de otra raza, de otra condición sexual y económica. En Occidente todavía existen diferencias salariales entre hombres y mujeres, y se explota sexualmente a niños, mujeres, extranjeros y pobres.


       Algunas culturas aceptan que la religión únicamente tiene sentido (si es que lo tiene a estas alturas de la historia) desde el ámbito privado, y no puede ser estatal. Es increíble que tengamos que recordar estas cosas, después de lo que escribieron los ilustrados del siglo XVIII o de los libros de Schopenhauer, Nietzsche y otros intelectuales, pero ciertas personas siguen siendo testarudas. Debería recordarse que en la India, los hindúes son personas bondadosas, sencillas, honradas, incluso diligentes, entre otras cosas porque su religión es personal y no una cuestión del estado. Ellos tienen otros problemas, por supuesto, como el retraso económico o el de las castas, que aún influye en sus costumbres a pesar de estar abolido, pero, espiritualmente, son más libres que muchos cristianos, budistas, judíos o musulmanes (como advirtió Pasolini durante su estancia en ese país, y que plasmó en “El olor de la India”). Algo similar apuntó el orientalista Mircea Eliade en su libro “La India”, donde señaló que “casi siempre se olvida que la India conoce, antes que nada, una desigualdad individual, no social. Los hombres son distintos porque distintas son sus energías kármicas”.

       En España (y en Occidente en general), la gran revolución de las últimas décadas del siglo XX la hicieron las mujeres, ayudadas, como es lógico, por acontecimientos importantes como la incorporación de nuestro país a la Unión Europea y los gobiernos democráticos, sobre todo de Felipe González. La independencia económica, la posibilidad del divorcio y el uso de la píldora, la necesidad de una mayor exigencia educativa y cultural…, son aspectos que han ayudado a la independencia de la mujer en nuestra sociedad. Pasolini señaló, refiriéndose a los indios, que sus “santones no son peligrosos”, insistiendo en la desvinculación entre la religión y el estado. En muchos aspectos tendríamos que aprender de ellos (motivo por el que, dicho sea de paso, me he animado a situar mi próxima novela en la India).

Artículo publicado en el Diario Progresista, el 11 de Marzo de 2011.

1 comentario:

  1. En eso estoy de acuerdo contigo,haber porque tiene que ser la mujer inferior al hombre en todas las religiones, esque no lo entiendo yo pienso que todas las mujeres tienen derecho a todo lo que hagan los hombres.
    En conclusión la mujer no es inferior al hombre.

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