jueves, 3 de noviembre de 2016

Sobre los fines de la literatura.

La literatura era acusada en la Edad Media de no saber cómo expresar la verdad, de ser inútil y casi pecado. Imperaba el dogmatismo religioso, como es obvio. 

A partir de entonces, a su defensa no le quedó más remedio que centrarse en cuatro aspectos: el fin ético político, el educativo (docere), el retórico (movere) y el estético (delectare).

El fin ético político ha sido esencial para la supervivencia de la literatura. A partir del siglo XIX se fundió con el educativo para justificar a los recientes nacionalismos. Había que defender una lengua, una literatura, una poesía nacionales. En el XX los estudios literarios en la enseñanza pública rearmaron moralmente a la sociedad como instrumento integrador frente a las tensiones políticas y sociales (revoluciones, crisis, etc). Las literaturas nacionales empezaron a llamarse populares.

El fin estético ha quedado como algo individual, unido al retórico, hasta caer en manos del sistema de mercado capitalista. Es conocida la frase de Todorov en el sentido de que la literatura se ha convertido en un "parque de atracciones". Además, el fin político casi lo arrinconó con el mito del 68: Berkeley, París, Vietnam, Praga. El arte y la literatura eran básicamente burgueses, en su consideración hegeliana, y solo tenían sentido desde la rebeldía política.

En mi opinión, el fin ético político (económico) va a seguir dominando -con el inglés como lengua de Internet o cualquier otra- y al estético solo le queda el camino de la imaginación simbólica. Sería lo que Kant denomina "libre juego de la imaginación". Su tercera Crítica, la del juicio, considera lo "estético" como un fin en sí mismo.

La imaginación simbólica no puede basarse en el corto plazo ni el mercado. Vygotski ya habló de ello en su libro "La imaginación y el arte de la infancia", que el otro día encontré por casualidad en una librería de viejo y ha motivado este post: "El hombre habrá de conquistar su futuro con la ayuda de la imaginación creadora". Es lo que algunos defendemos como la lucha de las "fuerzas espirituales" para ampliar el horizonte del ser humano.

(Hablar de estas cosas requiere un lugar adecuado, por ejemplo, la librería Shakespeare and Co, enfrente de Notre Dame. Es lo primero que visito después de tomarme un té con leche en cualquier café de Saint-Germain-des-Prés).



1 comentario:

  1. La imaginación creadora y ls creación artistica influyen en los procesos de creación científica y técnica que asimilan los niños. La realización humana de crear y diseñar algo nuevo sólo la posee el hombre como reflejo de la actividad de su cerebro y su mente. El cambio, las huellas que deja la plasticidad cerebral induce al ser humano a reproducir, combinar y crear actividades mentales basadas en la experiencia y en el desarrollo de la imaginación. A través de la fantasía o imaginación el hombre crea relaciones en su mente que le facilitan el acceso al mundo real y hoy en día virtual. Por eso a los niños debemos fomentar la creatividad y la imaginación ya sea a través de la lectura o del juego simbólico donde pensamiento y lenguaje según Vygotski se dan la mano en un entorno sociocultural. Ojalá la literatura sea un vehículo para crear acercamiento entre los textos y el lector infantil y le ayude a desarrollarse al propio niño en todas sus facetas como persona.

    El fin estético en la literatura cambia y pasa de ser una disciplina con carácter epistemológico ficcionaĺ a convertirse en la puro establecimiento de la hermenéutica o ciencia de la posmodernidad. Aparece el texto y el discurso donde lo importante es manifestar las diversas interpretaciones que se les puede dar a ambos. Se obvia al autor del texto hasta convertirlo en algo totalmente independiente. La estética de transforma pues en verdad hermenéutica.

    Un abrazo Justo!

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