Ella
apaga la lámpara de la cocina y enciende el fuego de la chimenea
mientras yo recito unos versos de Quasimodo. "Cada uno está solo sobre
el corazón de la tierra / traspasado por un rayo de sol: / y de repente
la noche".
Las
polillas revolotean junto a la ventana húmeda. Se las ve felices,
tranquilas, seguras en el calor del hogar. Afuera hace frío; ha llegado
el invierno y los animales corren a resguardarse en los porches y los
cobertizos. Ella me responde con otro poema. Apenas lo susurra. Es como
si lo estuviera viviendo por dentro y sus labios tan solo fueran una
distracción. Observo cómo desaparecen las imperceptibles arrugas de su
rostro. Su mirada
llena el Universo, lo atrapa.
Es la forma en que me mira.
Y de repente la noche.
Maravilloso texto en prosa poética ha salido de tu pluma querido Justo que sin duda está basado el régimen imaginario de Gilbert Durand como estrategia para reinterpretar los mitos colectivos. Se combinan dos tipos de regímenes simbólicos, el diurno o postural y el nocturno o digestivo en los cuales aparecen los símbolos que representan los arquetipos ancestrales. Así las polillas, son seres pequeños e insignificantes que giran alrededor de las llamas y atraen cierto simbolismo opuesto: el del alma que busca a Dios por un lado y el de la locura que se aboca a la perdición por otro. Las polillas son nocturnas y se asocian con la oscuridad, símbolo del régimen nocturno en el relato. Lo oscuro, lo tenebroso, lo telúrico que busca y anhela lo misterioso mientras que el régimen diurno alude a los labios, los susurros, las miradas, las arrugas; en definitiva, todo lo relacionado con lo sensorial, lo sensitivo…
ResponderEliminarSe rompen los vectores espacio-temporales construyéndose una orientación imaginaria de cada personaje sobre la realidad como alteridad a través de los cuatro elementos de la vida en los que se incluyen oposiciones binarias apaga/enciende, noche/día, calor/frío en términos del concepto de deconstrucción de Derrida, propias de la narrativa de la posmodernidad, solapando ficción y realidad.
Un relato con diferentes registros, donde mezcla la prosa con el verso; un predominio de la forma sobre el contenido con rasgos de intertextualidad por alusión a otros cuentos del propio autor donde se resaltaron también las arrugas del rostro; un cuento metaliterario en el que cada personaje recitaante el “otro”, la otredad, ante una chimenea, al calor de la lumbre, donde la luz del fuego da calor y sensación de bienestar a los cuerpos que se instalan en el misterio de la noche.
Justo abstrae la experiencia del lenguaje, la encierra, la clasifica, la encapsula en el sentido de Heidegger hasta atrapar como bien dice, el Universo. Late un conjunto de símbolos entre lo concreto y lo difuso, lo consciente y lo inconsciente, donde se busca la identidad del ser humano en ambos personajes con respecto al otro que alcanzan en el relato los arquetipos de la sociedad que configura la cultura a través de imaginario antropológico.
Sinceramente, una preciosidad de relato donde en el fuego se sella el amor eterno! Un abrazo y mi más sincera enhorabuena Justo!
Lo has captado muy bien, Almudena. Este cuento es una de las "claves" del próximo libro, con Durand y la antropología del imaginario. Un abrazo.
ResponderEliminarPrecioso¡¡ Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Suni, eres muy amable. Un abrazo.
ResponderEliminarEs sencillo y está cargado de intenciones. Precioso Justo. Un placer leerte siempre.
ResponderEliminarse apaga
ResponderEliminarel Sol
se enciende
la Luna
y llega Ella
la Noche
la susurradora
la que no nos
miente
llega con
sueños
cuando no
agitadores
reveladores
o creadores
se apaga
el Sol
se enciende
la Luna
y llega Ella
con su Luz
y hay miradas
a las que
impacta y
afecta
a las que
enternece y
estremece
y hay corazones
a los que
de sus
soledades
aparta
porque los
azota
conmueve
o remueve
Luz
Roranna