lunes, 14 de noviembre de 2016

Una hermosa historia de amor a la literatura que me confirma que ser escritor merece la pena.

Juan Jose Moragrega es un veterano asistente a mi tertulia que tiene un quiosco de prensa, revistas y libros al lado de la Asamblea de Madrid, en Vallecas. Le gusta mucho la literatura y por eso siempre está hablando de libros con sus clientes.

El otro día escribía este post:

"Hoy mi cliente y ya amigo Baldiul Alam, nacido en Bangladesh y que sabe cuatro idiomas (portugués, castellano, inglés y bengalí, su idioma natal), por fin recibió su esperado libro “Cuentos de los viernes” de Justo Sotelo. El almacén central de librerías ACL ha tardado dos semanas en enviármelo, todo hay que decirlo.

Yo le hablaba del libro y su historia de amor y pasión entre sus dos personajes, "él" y "ella". De una relación que, progresivamente, se difumina hasta llegar al límite de no encontrar sus cuerpos, solo espacio. Le comentaba que el libro nació en las redes sociales y por eso estaba dedicado a los lectores de Justo.

Alam, profesor de Inglés, que en la actualidad se encuenta en paro, quedó embrujado por el argumento y yo encantadisimo de vender este libro de mi estimado amigo".

Posteriormente, Juanjo me amplió la información sobre su cliente. Me dijo esto:

"Baldiul Alam nació en un pueblo cercano a Daca, capital de Bangladesh. Hace unos cinco meses apareció por mi negocio y surgió una rápida comunicación entre nosotros. Tiene 54 años, está casado y con dos hijos pequeños.

Siempre se dirige a mí como señor Juanjo.

En Lisboa, regentó un negocio tipo "bazar" que tuvo que cerrar, según dice, por la tremenda competencia del mercado chino.

No recuerdo bien cómo empezamos a hablar de su país y de tu libro. Sin embargo, a medida que le comentaba la historia de amor que lo compone y la forma que tuviste de homenajear a los lectores por la vía de las redes sociales, le fue cautivando. Me encargó el libro después de haberlo visto físicamente, ya que tengo uno firmado por ti en el quiosco. También le encantó la portada, de la que estuvimos hablando un rato.

Y el libro llegó por fin.

Contento realicé esta fotografía que realmente tiene detrás la historia de dos personas unidas por los "Cuentos de los viernes". Alam busca ahora trabajo en España para sacar a su familia adelante. Sus ojos de bengalí atraviesan mi alma cuando me cuenta su vida".

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