lunes, 22 de enero de 2024

"Paseando por las páginas de la película de mi vida".

Ayer hizo una preciosa mañana para pasear y empujar la puerta de la librería Mistral, cerca de Sol. Quería dar un abrazo a mi amigo y tertuliano Peter Redwhite, que presentaba "Dorothy y la conquista de América", la novela que escribió en colaboración con el músico y escritor neoyorquino Elliott Murphy y que ya presentó hace un año en nuestra tertulia de Casa Manolo. Un abrazo a su madre y a su hermano y la fotografía que me saqué como recuerdo, rodeado de libros y de gente. Madrid era una ciudad llena de gente sonriente que no tenía nada que ver con la del poema de Dámaso Alonso; yo desde luego tenía ganas de reír atravesando Sol, caminando por la Carrera de San Jerónimo con Lhardy, Casa Mira, el lugar donde se proyectó la primera película en España, y por las Cortes, el Palace y el Ritz, y el Paseo del Prado con esos árboles gigantes, el Thyssen, el Museo del Prado, el Jardín Botánico donde tanto he leído, Caixa Fórum, la Cuesta Moyano donde me compré Rayuela por primera vez antes de que se la empezara a regalar a mis amigos, y el Reina Sofía, cuya plaza se llama Juan Goytisolo y en la que cogía aquellos autobuses verdes que me llevaban hasta la Carlos III, en Getafe, la Universidad que inauguró Peces Barba y donde di clase unos años. Y comer allí, en una plaza que me recuerda un poco la del Museo de Orsay, después de tomar el vermú que siempre me ha gustado al mediodía con unas aceitunas, como el que tomaban mis padres cuando me llevaban de pequeño al Rastro otros domingos, aquellos domingos infantiles cogido de la mano. En el Rastro me compraron algún tren. Yo aún no sabía que el primer tren que salió en Madrid de una pantalla fue el de los hermanos Lumière, desde los bajos del Hotel de Rusia en 1896, en la Carrera de San Jerónimo, al lado de las Cortes:
 
Sí, cada día de nuestras vidas es algo así como la página de una novela.
 
Y yo vivo cada día la mía.
 

 

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