miércoles, 17 de enero de 2024

"Libertad, independencia y sinceridad del crítico literario".

"Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
 
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
 
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;
 
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe".
 
Llueve, ha llovido durante toda la noche. La lluvia tiene un efecto purificador. Me tomo un café y pienso en lo que quiero decir sobre la tertulia de ayer por la tarde en Casa Manolo en torno a la crítica literaria que se hace en España y en todas partes. Y recuerdo que Lope de Vega escribió uno de los sonetos más bellos del castellano. Después de todo, "esto es amor, quien lo probó lo sabe". ¿Algo así, con tal "belleza, profundidad, sencillez y naturalidad" necesita de cualquier puntualización crítica? Si al lector del siglo XXI todavía le interesan las opiniones de los críticos de verdad, de los que saben literatura porque la han estudiado y analizado, lo que buscará es que sus opiniones seas libres, independientes y sinceras, como el amor. Sobre todo esto hablamos en la tertulia de ayer por la tarde. El crítico debe de estar familiarizado con la historia de la literatura y conocer los fundamentos teóricos y los métodos críticos. Nunca debería decir que lo que "vale" es lo que vende, ni estar sujeto al amiguismo, la prepotencia de las grandes editoriales y los medios de comunicación oligopolistas que se han apoderado del mercado, incluso de la sensibilidad de los lectores. (No hay más que irse a Davos ahora mismo para saber quién manda en el mundo). Por su parte, el escritor tiene que ser consciente del valor de su obra. Si sabe que no vale (todo el mundo sabe lo que escribe), no empezará a valer porque reciba premios, salga en TV o venda mucho. Lope de Vega sabía que era un dramaturgo insuperable, pero que nunca sería capaz de escribir El Quijote y Cervantes que jamás escribiría comedias como las de Lope.
 
Sigue lloviendo, termino el primer café y pienso que, por encima de las consideraciones críticas, del poder de los de siempre, de cómo se tergiversa o no la calidad de las obras, a mí lo que me gusta es tomarme cada martes una manzanilla con mis amigos. Volver a ver a Santiago, Antonio, Begoña, Benicio, Pilar, Óscar, Javier (que sigue con sus maravillosas ganas de hablar a pesar del catarro), Mariwán, Mercedes, Juanjo, Carmen, Carmen, Peter, Concha, Almudena, Santiago, Juan y los que no pudieron ir. Y que Marta nos haga una foto.
 
Quién lo probó lo sabe.
 




 

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