sábado, 27 de enero de 2024

"En una terraza de Lavapiés".

En una de las casas con terraza que está detrás de mí en esta foto que me saqué ayer por la mañana vivió uno de mis grandes amigos bohemios, Miguel Ángel Andés, que perdí hace demasiados años. Cuando lo conocí en las Cuevas de Sésamo, yo hablaba con otros amigos de William Blake. Él me escuchó, se acercó y soltó sin más "Tú eres un Complutense, demasiado académico para mí". Después me llamó pijo, progresista de diseño y falso intelectual. Nos hicimos amigos en seguida, aunque me debía llevar veintitantos años, y lo incluí como personaje en dos novelas "Vivir es ver pasar" (1997) y "Las mentiras inexactas" (2012). Alguien que me dice las cosas de esta manera merece mi aprecio porque me obliga a replantearme algunas ideas y a mirarme en el espejo para ver mis defectos. No me gusta que me den siempre la razón, ni que me digan lo guapo e inteligente que soy, algo que me resulta muy aburrido. Me gusta la gente diferente, aquella que me invita a su casa y la encuentro llena de cuadros pintados por ellos mismos, de poemas escritos a mano en infinidad de hojas cuadriculadas por todas partes, cuadros que nunca estarán colgados en los museos (me regaló alguno de ellos) y que no recibirán millonadas en las subastas y poemas que nunca merecerán premios. Esa gente con la que tomo el sol en pelotas como en la terraza de la foto, con absoluta naturalidad, hablando de Blake y del matrimonio del cielo y el infierno. 
 
Gente que me recuerda canciones como "The Drugs Don't Work" y forman parte de mi vida, aunque ya no estén, porque estarán siempre:
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario