viernes, 12 de enero de 2024

"Los días rojos de Holly".

Los Reyes Magos me conocen de sobra y saben que siempre me ha gustado desayunar con diamantes, sobre todo en forma de discos de vinilo, como este que me dejaron en la casa de Madrid. El taxi de color amarillo aparece por un extremo de la pantalla, se acerca a la joyería y no me bajo yo, sino Audrey Hepburn:
 
Tampoco soy un apuesto George Peppard que intenta escribir una novela (hasta ahora solo ha publicado un libro de cuentos). Un día escucha a Holly cantar Moon river a través de la ventana del piso de arriba:
 
Me limito a observar desde el patio de butacas, como Mia Farrow en "La rosa púrpura del Cairo". Sin embargo, al final me dan ganas de meterme en la película y buscar al gato, otra Anita como la mía. Quién no se enamoraría de Holly, a pesar de sus "días rojos", que son peores que los negros. Ella lo explica como un sentimiento que va más allá de la simple melancolía o tristeza, y es más bien una sensación de temor y miedo abrumadores sin conocer la causa. Este término se utiliza para transmitir la profundidad de las luchas emocionales de Holly y se suma a la compleja interpretación de su personaje en la película:
 
¿Quién no ha tenido días rojos alguna vez en su vida?
 

 

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