Da igual que haya recorrido tantos países y haya dado la mano a
tantas personas. En mi memoria siempre están presentes las tardes en que
mi madre me llevaba de la mano por esa calle cuando era un niño.
Una tarde entramos en "La Casa del Libro" y me compró dos novelas de
Julio Verne, que aún conservo. Con el paso del tiempo un personaje de
una de mis novelas robaba libros allí porque no tenía dinero para
comprarlos y el ansia de leer era más fuerte que él.