"De hecho, aunque te
parezca muy loco lo que digo, ya tu literatura no es en exclusiva tuya,
es nuestra también, de los lectores. Tú ni te das una idea de los
amores perdidos y desamores en esas vueltas que das sin darte cuenta.
Las yemas de cuantos dedos pasan sobre tu foto, uffff, hasta toqueteos a
tu persona, tu foto. Tanto así como nuevos te quiero. Sí, amigo, das
vueltas y vueltas por el mundo, y nosotros te agarramos sin permiso. Y nos sonreímos con linda picardía".
He reproducido el comentario que escribió antes de ayer Jorge Doño
en mi Facebook cuando me referí a los viajes de mis libros. Jorge es un cantante de
rock argentino, amigo en esa red social desde hace tiempo, que tiene
algo de personaje de cuento de Cortázar o Borges. Sus palabras me
recuerdan la última escena de la excelente película "La red social", de
David Fincher, y el motivo por el que el creador de Facebook no se dio
de baja de su propia obra (eso de tocar la pantalla del ordenador
resulta un tanto curioso; espero que no se estropee ninguna).
Y, hablando de rock, para Jorge y todos mis amigos va la banda sonora de una de mis novelas, "Las mentiras inexactas". Me refiero a "Thick as a brick", de Jethro Tull, el grupo británico de rock sinfónico. Durante mucho tiempo pensé titular la novela de esa forma.
Algunos de los personajes hablan y se mueven al ritmo de este disco mítico de la década de los setenta, cuya carátula (en la foto) se encuentra en la puerta de la librería de la plaza Santa Ana de Madrid donde sucede la acción de la novela. Estuve dos años escuchándola buscando que el lenguaje de la historia fuera el mismo que el que la música ejercía dentro de mi cerebro y mis oídos.
Este es el ritmo del lenguaje de la novela o, al menos, lo que intenté:
https://www.youtube.com/watch?v=rulfMI9iaVwY
Y, hablando de rock, para Jorge y todos mis amigos va la banda sonora de una de mis novelas, "Las mentiras inexactas". Me refiero a "Thick as a brick", de Jethro Tull, el grupo británico de rock sinfónico. Durante mucho tiempo pensé titular la novela de esa forma.
Algunos de los personajes hablan y se mueven al ritmo de este disco mítico de la década de los setenta, cuya carátula (en la foto) se encuentra en la puerta de la librería de la plaza Santa Ana de Madrid donde sucede la acción de la novela. Estuve dos años escuchándola buscando que el lenguaje de la historia fuera el mismo que el que la música ejercía dentro de mi cerebro y mis oídos.
Este es el ritmo del lenguaje de la novela o, al menos, lo que intenté:
https://www.youtube.com/watch?v=rulfMI9iaVwY
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