Ayer fue el cumpleaños de mi amigo Antonio Zaballos.
Ya he dicho otras veces que Antonio ha diseñado y pintado las portadas
de las cinco novelas que he publicado hasta ahora. Nos conocimos en las
Cuevas de Sésamo de Madrid hace más de un cuarto de siglo y nos hicimos
amigos. En esa foto estábamos, hace dos o tres años, en el café Novelty
de Salamanca, junto a Gonzalo Torrente Ballester.
Parece que Torrente Ballester -uno de los novelistas españoles que me
interesan-, quiere decirnos algo. Ha terminado de escribir su novela
"Don Juan", buscando mantener encendido el mito que inició
"oficialmente" Tirso de Molina con su "Burlador de Sevilla", aunque las
raíces eran un poco anteriores.
En realidad no sé si se dirije a Antonio o a mí.
Estamos en 1963 y esto no es ni Salamanca ni Sevilla. Hemos viajado a París y Leporello está a punto de entrar por la puerta del café. Tanto Torrente Ballester como yo guardamos un secreto, pero no pensamos hablar de ello hasta la última página de la novela.
Estamos en 1963 y esto no es ni Salamanca ni Sevilla. Hemos viajado a París y Leporello está a punto de entrar por la puerta del café. Tanto Torrente Ballester como yo guardamos un secreto, pero no pensamos hablar de ello hasta la última página de la novela.
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