lunes, 4 de diciembre de 2017

"Me encanta que siempre traigas noticias alegres".

Ayer, mientras me tomaba el vermú del mediodía en una terraza tranquila y coqueta, al sol, leí el anterior comentario que escribió por aquí hace unos días Monica Ivulich, una amiga argentina. A veces me tomo un Dry Martini, como James Bond.

No siempre hablo de noticias alegres y divertidas. Reconozco, eso sí, que no padezco el síndrome del telediario ni el de los apocalípticos y agoreros del fin del mundo, empeñados en que el sistema capitalista nos lleva al desastre y todo se va a acabar en cuestión de unos años. En el mundo también pasan cosas buenas, es más, a mí me parece que ocurren más cosas buenas que malas. El ser humano es el invento más perfecto que ha creado la Naturaleza, o imperfecto, pero en cualquier caso fascinante.

Y es que todos me llaman Bond, James Bond, digo Sotelo, Justo Sotelo, quizá porque "paso" del malo y me quedo siempre con la chica (pero solo en las películas de mi imaginación, claro).

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