"El deseo de amor al que mi corazón estaba envuelto / extendió ante
mis ojos una gran niebla / y robó la razón a mi tierno pecho".
Son unos versos del poeta Arquíloco de Paros, que vivió entre los años
712 y 664 a.d. Cristo. Nietzsche lo llamó poeta dionisíaco o lírico en
"El nacimiento de la tragedia", por contraste con Homero, que sería
épico o apolíneo, y a mí no deja de sorprenderme que ya se pudiera
escribir así hace casi treinta siglos.
La fotografía la hice el otro día
conduciendo por una carretera envuelta en la niebla. Pensaba todo el
rato en "Paisaje en la niebla" (1988), la fascinante película de otro
griego, contemporáneo nuestro, Theo Angelopoulos (1935-2012), y de
pronto me acordé de Arquíloco.
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