O cómo sentir nostalgia a través de la pertenencia a un lugar, una historia, un paisaje, una tradición.
Nuestras viajeras a Israel (Teresa, Almudena y Elena) me miran mientras
les hice la primera foto y luego sus miradas nos llevaron ayer por la
tarde a Tel Aviv y Jerusalén. Nos metieron por sus calles, iglesias y
aromas, por una de sus universidades, por la Casa de los Escritores e
insistieron en el cariño que siguen sintiendo por España
muchos escritores judíos descendientes de los sefardíes expulsados a
finales del siglo XV, y que todavía quieren hacerse españoles. Sefarad
es una manera de ser para ellos, de observar el mundo y recordar la
historia.
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