Sonrío porque voy a ponerme a escribir en serio una nueva novela, una historia que imaginé hace tiempo en un viaje a la India. En lo que va de siglo he escrito y publicado varios libros de literatura (junto a otros científicos), "La paz de febrero" (2006), "Entrevías mon amour" (2009), "Las mentiras inexactas" (2012), "Los mundos de Haruki Murakami" (2013), "Cuentos de los viernes" (2015), "Cuentos de los otros" (2017), "Poeta en Madrid" (2021) y "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (2023). Como escribo y pienso muchas cosas a la vez, en los últimos diez años he escrito cinco páginas de esa nueva novela; puede parecer poca cosa, pero para mí es importante empezar una historia. Mis novelas son de personajes y sobre todo de lenguaje, y no tanto de sitios, paisajes y adjetivos. Necesito sumergirme en el interior de las personas. Por ese motivo me gusta mucho Henry James. Gore Vidal dijo de James que no había nada que hiciera como un inglés, ni tampoco como un norteamericano. Él mismo era su gran realidad, y esta idea me interesa. Incluso cuando observo las fachadas de las casas, me pregunto por las personas que viven ahí adentro, por los deseos, pasiones y sentimientos de sus habitantes. Y luego está la música, claro. Consciente o inconscientemente, mi lenguaje es musical, lleva el ritmo de la perpetua melodía de mi mente. James me hace pensar en Benjamín Britten, uno de los mayores músicos ingleses del siglo XX, que escribió algunas óperas basadas en sus obras. Britten compuso una "Guía de orquesta para jóvenes" (1946), subtitulada "Variaciones y fuga sobre un tema de Henry Purcell", donde describe las distintas familias instrumentales y las características de cada uno de los miembros que las componen. Es decir, como si hubiera estado mirando a través de las fachadas de las casas para conocer a la gente en su intimidad. A su vez Purcell había escrito ese rondó (1695) como música incidental para la pieza teatral de la escritora y espía británica Aphra Behn, "Abdelazar o la venganza del moro" (1676), del que escribí alguna cosa el otro día ya que lo escuché en el Concierto de Año Nuevo en el Puerto de la Cruz del norte de Tenerife. Aphra Johnson es considerada la primera escritora profesional de la literatura inglesa (también fue novelista, poeta y traductora). Estuvo casada tres años con un comerciante apellidado Behn y tras su muerte tuvo relaciones con mujeres y hombres, incluyendo al rey Carlos II. No hubiera estado nada mal haberla conocido. Todo está unido en el mundo del arte y la literatura, al menos eso me asegura mi cerebro.
Este es el rondó de Purcell:
Y esta la obra de Britten:
En realidad nunca he buscado un motivo concreto para sonreír. Lo hago porque estoy vivo, soy feliz y suelo hacer lo que me da la gana cuando me da la gana.
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