Mis amigos siempre usáis las palabras "generosidad", "elegancia" y
"ternura" para referiros a mí, a lo que escribo, a la forma que tengo de
contestar y esas cosas.
Ayer también vi todo eso en vosotros.
Recuerdo cuando Joaquín Leguina comentó que prefería a un escritor
piadoso que a otro despiadado. Y me incluyó entre los primeros.
Esa frase la dijo durante la presentación de mi novela "La paz de
febrero", el año 2006, con Manuel Rico, en el palacete de la Casa de
Galicia en Madrid que se encuentra junto al Museo del Prado, la Academia
de la Lengua y la iglesia de los Jerónimos, donde se casaban los reyes
en España y, por cierto, donde también me casé yo.
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