"Decían que por el paseo había aparecido una cara nueva: una dama con un perrito".
A Chéjov lo conocí muy pronto en los teatros María Guerrero, Bellas Artes y Español de Madrid. Recuerdo las representaciones de "Tío Vania", "Las tres hermanas" y "El jardín de los cerezos".
Casi al mismo tiempo leí sus cuentos.
Siempre tenías la sensación de que la pasión iba por dentro. Aparentemente, ocurrían cosas sin importancia, típicas historias de amor y desamor, de imperceptible fin de una época que se negaba a desaparecer.
Sin embargo, poco a poco comprendías que este escritor siempre te llevaba al borde del abismo de los sentimientos humanos. Y te hacía mirar abajo y a lo lejos.
Anoche releí "La dama del perrito" (1899).
Chéjov es de los escritores que me enseñó a escribir, como también lo hizo con Sherwood Anderson, Isaac Babel, Hemingway, Cheever o Carver.
¿Acaso Chejov tuvo un presagio histórico ante el estallido de la Primera Guerra Mundial cuando escribió La Gaviota, se estrenó en 1896 y él murió en 1904? Incertidumbre ante lo desconocido y lo venidero de forma inevitable, reflexión que advierte un tiempo venidero y trágico. Enclavado en el realismo y naturalismo comunica ideas existencialistas en su obra de corte psicológico y analiza a traves de la acción indirecta la caracterización de sus personajes. Melancolía al mismo tiempo que esperanza en el futuro se apercibe en su obra literaria. Ilumina y da esplendor a los personajes que pululan y transitan por sus escenarios teatrales. Sentimientos y emociones enmascarados que le llevan a dar los toques de la vida y el destino por medio de la técnica del monólogo que más tarde, adoptó James Joyce.Gracias Justo Sotelo por traer hoy a escena esta joya literaria
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