Bruselas es la capital de Europa, una ciudad agradable para pasear y sobre todo para pensar.
Para alguien como yo que se considera ciudadano europeo, en realidad
ciudadano del mundo -como diría Ortega-, es un lugar emblemático. Ahí
están el Parlamento, la Comisión y el Consejo europeos.
Y ahí está el Sablon, una de las iglesias góticas más bellas de Bélgica.
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