Hacía una bonita tarde de mediados del mes de Septiembre.
A principios de Octubre quise llevarla a una playa lejana. Nos
acercamos a la estación de autobuses hablando sin parar y perdimos el
único que conducía hasta allí; el problema es que no salía otro hasta un
año después. Alargué el brazo al primer taxi que pasaba y le pedí que
siguiera al autobús y lo adelantara; así podríamos cogerlo más adelante.
El taxista sonrió condescendiente, pero nos aseguró que habría más
pasajeros a lo largo del trayecto. Le dijimos que no nos importaba. En
los siguientes minutos varios hombres y mujeres subieron y bajaron del
taxi. Hablamos con ellos, intentamos conocerlos y caerles bien. Como era
previsible, el taxi adelantó al autobús y ella y yo lo esperamos en la
siguiente parada. Poco después ocupamos los únicos asientos que quedaban
libres. Sonreímos felices hasta que nos miramos a los ojos; de pronto
nos habíamos convertido en dos ancianos.
No te preocupes, dijo ella convencida. Aunque no llevo reloj, sé que nuestro amor es eterno.
Y nos besamos al llegar al parque."
Justo Sotelo.
"Cuentos de los Otros".
Uno. El autobús de la playa.
(Mis amigos sois maravillosos, lo digo siempre. Este cuento lo compartió ayer en su muro de Facebook Clara Fernandez Fernandez, una mujer tan discreta como culta y sensible. Lo acompañó de "La persistencia de la memoria", el famoso cuadro de Dalí que se encuentra en el MoMA).
No te preocupes, dijo ella convencida. Aunque no llevo reloj, sé que nuestro amor es eterno.
Y nos besamos al llegar al parque."
Justo Sotelo.
"Cuentos de los Otros".
Uno. El autobús de la playa.
(Mis amigos sois maravillosos, lo digo siempre. Este cuento lo compartió ayer en su muro de Facebook Clara Fernandez Fernandez, una mujer tan discreta como culta y sensible. Lo acompañó de "La persistencia de la memoria", el famoso cuadro de Dalí que se encuentra en el MoMA).
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