Es uno de los "Cuentos de los otros"
que surgió hace un año paseando por la finca salmantina de Yolanda
González. Ella nos contó una curiosa historia y en seguida supe que
formaría parte del libro.
Este es el cuento:
"Habías decidido cuidar la tierra tras quedarte sola, pero el calor
del verano empezaba a resultar insoportable. Ante las continuas
restricciones de agua, quizá ese año se perdieran las uvas que habían
hecho famosa a tu familia en la región.
Antes de morir, tu padre te habló de un pozo oculto en alguna parte de la finca.
Lo buscabas sin éxito cada día.
Una noche conociste a Justo Sotelo a través de las redes sociales. Al poco tiempo compraste su ensayo sobre Murakami en tu librería favorita de la ciudad, pero antes de leerlo quisiste conocer la obra del escritor japonés. Todavía recuerdas aquella mañana en que te sentaste debajo de un olivo a leer “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”. Estuviste leyendo varias horas, hasta que alguien empezó a hablarte. Aunque estabas sola, no sentiste miedo, ni siquiera cuando comprendiste que la voz venía de debajo de la tierra. Hablaba de atravesar paredes, conciencias, de buscar la belleza a través del amor. Retiraste unas lajas de piedra y diste con el pozo que tu padre no pudo encontrar. El agua llegaba hasta el borde, pero no había nadie en su interior.
Al mirar hacia atrás viste a Sotelo hablando con Murakami a la sombra del olivo".
(La foto es del pozo real).
Antes de morir, tu padre te habló de un pozo oculto en alguna parte de la finca.
Lo buscabas sin éxito cada día.
Una noche conociste a Justo Sotelo a través de las redes sociales. Al poco tiempo compraste su ensayo sobre Murakami en tu librería favorita de la ciudad, pero antes de leerlo quisiste conocer la obra del escritor japonés. Todavía recuerdas aquella mañana en que te sentaste debajo de un olivo a leer “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo”. Estuviste leyendo varias horas, hasta que alguien empezó a hablarte. Aunque estabas sola, no sentiste miedo, ni siquiera cuando comprendiste que la voz venía de debajo de la tierra. Hablaba de atravesar paredes, conciencias, de buscar la belleza a través del amor. Retiraste unas lajas de piedra y diste con el pozo que tu padre no pudo encontrar. El agua llegaba hasta el borde, pero no había nadie en su interior.
Al mirar hacia atrás viste a Sotelo hablando con Murakami a la sombra del olivo".
(La foto es del pozo real).
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