lunes, 23 de octubre de 2017

"Los gallinazos sin plumas", de Julio Ramón Ribeyro.

Anoche me dormí releyendo "Los gallinazos sin plumas", un cuento de Julio Ramón Ribeyro (1929-1994), el escritor peruano que se encuentra entre mis autores favoritos. 

Si Vargas Llosa no hubiera escrito el año 1962 "La ciudad y los perros" (lo hizo en Madrid, por cierto, en un bar que está cerca del Retiro"), "La casa verde", en 1965, y, por supuesto, su obra maestra absoluta, "Conversación en la Catedral", en 1969, diría que es el escritor peruano que más aprecio, junto a César Vallejo.

Dos niños huérfanos, Efraín y Enrique, son explotados por don Santos, su abuelo. Quiere que consigan, diariamente, latas o alimentos podridos para su cerdo Pascual. El cuento tiene una temática social, como es obvio, pero no cae en la demagogia. El abuelo representa a la sociedad de consumo del capitalismo salvaje y los hermanos a todos los pobres explotados del mundo. Es una metáfora de la América del Sur en esa época, con un lenguaje que oscila entre las narraciones de Maupassant y Borges, expresivo y lleno de metáforas. 

El cuento de Ribeyro da título a su primer libro, que escribió en París el año 1958, adonde había ido para redactar una tesis en literatura francesa en la Sorbona. Vivió en el Barrio Latino, como dios manda. También lo hizo en Barcelona, Madrid, Amberes, Berlín y Hamburgo.

En fin, literatura, como diría Cortázar.

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