Esa frase la escribió ayer por la tarde en una red social mi amiga virtual Paqui de Paula Negro Olmos. Yo le respondí que la cultura nunca había sido el punto fuerte de España.
Mientras me tomo el primer café del día recuerdo esas frases y a la vez la figura de Ramón Menéndez Pidal, ya que dentro de un mes exactamente (el 14 de noviembre) se cumplen los cincuenta años de su muerte. No soy una persona nostálgica y nunca he pensado que cualquier tiempo pasado fuera mejor. Lo que ocurre es que, en ocasiones, a los españoles se nos olvidan algunas cosas esenciales, como por ejemplo qué hechos o personas han marcado nuestra historia. Una de ellas ha sido Menéndez Pidal, intelectual, medievalista, filólogo, estudioso de la figura del Cid y creador de la escuela de Filolofía española. Fue miembro de la Generación del 98 y candidato eterno al Premio Nobel. Él mismo dijo, al final de su vida, que las nuevas tecnologías estaban cambiando el sentido y el papel del lenguaje. En la actualidad lo tendría aún más claro.
De vez en cuando me gusta leer a Menéndez Pidal. Son las cosas que no me aburren.
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