miércoles, 2 de septiembre de 2020

"María de Zayas, una escritora madrileña y feminista del siglo XVII".

Ayer estuve paseando por el barrio de las Letras. Me senté en un banco de la calle Huertas a descansar, y al levantarme me fijé en una placa donde se habla de María de Zayas. En seguida recordé el libro de Cátedra que leí de ella hace unos cuantos años. La edición corrió a cargo de la catedrática de la UNED Alicia Yllera. Hice un par de fotos del sitio y por la tarde busqué los diez cuentos que componen los "Desengaños amorosos". Como asegura la profesora Yllera, no sabemos casi nada de esta escritora, salvo el hecho de que nació en Madrid, vivió en la primera mitad del siglo XVII (1590-1647?) y escribió en el entorno de Lope de Vega, que alabó su gran talento. Escribió al menos una obra dramática, "La traición en la amistad", que no se editaría hasta principios del siglo XX. Su prestigio se debe a las dos colecciones de 10 novelas cortas editadas en Zaragoza en 1637 y 1647, "Novelas amorosas y ejemplares" y la "Parte segunda del Sarao y entretenimiento honesto", o "Desengaños amorosos". Estas novelas continúan la estela de las "Novelas ejemplares" de Cervantes publicadas en 1613. Tuvieron mucho éxito, sobre todo en Francia, y se realizaron numerosas traducciones a otras lenguas. Ningún censor del siglo XVII encontró nada que objetar, pero el puritanismo y la misoginia del siglo XIX y de principios del XX las consideraron crudas, obscenas y libertinas.

A veces pienso en la cantidad de personas que han recorrido esas calles antes que yo, y las que lo harán después. ¿Qué habrá sido de sus vidas, cuántos años habrán vivido, habrán sido felices, quién se acuerda ahora de ellas?

La profesora Isabel Colón nos habló de Zayas en una de las asignaturas de la carrera de Literatura Comparada. Nos hizo leer algunas de esas novelas cortas, como también leímos a los grandes clásicos españoles del Siglo de Oro (recuerdo lo bien que lo pasé leyendo a Gracián, por ejemplo). También recuerdo que el examen final de esa asignatura fue oral y me resultó difícil, ya que Isabel me pidió que le hablara del Polifemo de Góngora, uno de los libros más complejos de la historia de la literatura.

Aunque afuera hacía invierno, en su despacho se estaba a gusto hablando de literatura.


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