Acabo de terminar de leer el segundo libro de relatos publicado por la escritora argentina Luciana Prodan (Buenos Aires, 1977). Mientras lo leía no dejaba de pensar en lo que dirían sobre él Poe, Quiroga, Chéjov o Cortázar. No es que necesite, obviamente, del auxilio de los grandes teóricos sobre el cuento, pero me apetecía recordar sus "poéticas" al pasar las páginas.
Poe se refiere a la unidad de efecto como determinante de la estructura del relato. Su texto sobre Hawthorne es esencial, con elementos como la significación (la dimensión mítica) y la brevedad, a la que Cortázar se referirá con la expresión de intensidad. Para Chéjov el cuento tiene que sugerir más que mostrar, mientras que el lector debe estar en vilo durante la lectura, en “suspenso”. Quiroga, por su parte, posee una teoría más elaborada, recogida en su “Manual del perfecto cuentista”. En el último consejo de su decálogo expone que el escritor no debe pensar en sus amigos cuando se sienta ante la página en blanco, ni siquiera en el efecto que provocará la trama. Tiene que escribir como si el relato no tuviera interés más que para sus personajes, de los que pudo formar parte. Los agentes ficcionales pueden ser reconocibles y comprendidos al disponer de sensaciones compartidas. Es el efecto del zoom inverso: focalizar en un punto concreto para ir alejándose de él. Los rasgos básicos de Cortázar expuestos en “Algunos aspectos del cuento” y “Del cuento breve y sus alrededores” se resumen en la tensión, la intensidad, la significación y la esfericidad. Para Cortázar los nueve primeros consejos de Quiroga son prescindibles, pero no el décimo, con su “pequeño ambiente”, del que se deduce esa esfericidad que es acompañada con la posibilidad de que el propio narrador haya formado parte del mismo. El narrador podría ser uno de los personajes, es decir, la situación narrativa en sí debe nacer y darse dentro de la esfera, trabajando del interior hacia el exterior, sin que los límites del relato se vean trazados como quien modela una esfera de arcilla. Con la tensión y la intensidad alude a la unidad de efecto y la brevedad de Poe, mientras que la significación se refiere al tema elegido por el autor.
Y casi todo lo expuesto lo he encontrado leyendo este libro. Luciana Prodan es locutora nacional, periodista y
escritora. Cursó sus estudios en el ISEC, vive en Argentina y ha trabajo en
medios importantes del país, como FM100, VALE 97.5, Utilísima
Satelital, revista Para Ti y revista Noticias. Hace más de tres años que investiga las
relaciones humanas en general, sus conductas y los misterios y las
diferencias entre el cerebro femenino y el masculino. En 2012 presentó su primer libro, “No somos reinas”. En 2016 se estrenó
su primera obra de teatro, "Amarrados", y en 2017 su primer libro de
relatos, "En sangre viva".
Prodan coloca las situaciones al borde del abismo. Nadie es realmente feliz en sus historias, pero sí lo es la propia literatura, ya que esta no se olvida de ser verosímil, como pedía Aristóteles para las tragedias. Los personajes de este libro bordean la tragedia o caen directamente en ella, lo que otorga unidad al libro, tanto de efecto como de tensión e intensidad.
En alguna entrevista he leído que Luciana Prodan hacía suyas estas palabras de Clarice Lispector: "Yo no soy una intelectual. Yo escribo con el cuerpo". Y añadía que se quedaba con eso, y siempre con la pasión.
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