¿Que por qué me siento un escritor afortunado? A lo mejor porque mis amigos me miman, y eso es bien bonito. El domingo pasado me encontré, de golpe, con estas tres fotos malagueñas, en el Wasap y esta red social. La primera foto me la envió la escritora malagueña Presina Pereiro, que me preguntó en un mensaje si me acordaba de ella. Y sonreí. La segunda foto es de otra malagueña, la profesora y escritora Cristina Fernández, que me dijo que mirara mis libros en la estantería de su casa. La tercera pertenece, de nuevo, a una amiga de Málaga, María Mercedes Muñoz, que sacó esa foto con Groucho Marx y mis "Cuentos de los viernes". Todas estas casualidades me hacen cierta gracia pues no creo demasiado en el destino. Nunca he estado en Málaga, quizá porque no he tenido ninguna novia de allí, que yo recuerde. La primera foto es de finales de junio de 2022. Me había sentado en la terracita del Círculo de Bellas Artes antes de presentar el libro de poemas "Arde Prometeo" de Presina, junto al actor y cantante Toni Zenet, cuando se acercaron dos jóvenes argentinas con unas cámaras y nos preguntaron si nos podían sacar fotografías. Y nos pidieron nuestros nombres y nos hicieron muchas fotos, vamos, como si fuéramos unas celebridades, jeje. Por lo visto les habíamos parecido muy "fashion". Nos dijeron que se llamaban Mariana y Delfina y se encuentran a la izquierda en la foto que nos sacó un camarero, con Presina en el centro. Por otro lado, recuerdo con cariño la obra de teatro de nuestra tertuliana literaria Cristina Fernández, "Los hombres buitre", que vi a finales del pasado mes de mayo en un teatro de Embajadores. Durante unos minutos, ella estuvo sentada en una escalera junto a mí, tras salirse fuera de la obra. Era la autora y a la vez la intérprete principal, y yo estaba allí, como espectador, dentro y fuera del hecho teatral. Por eso el teatro me parece el género literario más relacionado con la vida y lo real. De Groucho no puedo decir nada demasiado original, salvo que es de los tipos que más felices me han hecho en mi vida. De él aprendí que "encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me voy a otra habitación y leo un libro".
Ahora, mientras me tomo el primer café de la mañana, escucho una canción de Medina Azahara que me lleva a Malaga:
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