domingo, 18 de febrero de 2024

"Salvador Monsalud en la Plaza Mayor".

Siempre que paseo por las calles que van a dar a la Plaza Mayor me acuerdo de Galdós, como ayer por la tarde en que me saqué la foto. Por allí transcurren algunas de sus novelas contemporáneas y sus Episodios Nacionales que tanto me gustaron de adolescente. El protagonista de la primera serie es Gabriel Araceli, y de este tomé el nombre para mi novela "Poeta en Madrid". El de la segunda serie es Salvador Monsalud, e igualmente me impactó en aquella época, cuando se estaba formando mi mente sobre el mundo que me había precedido, y no me refiero tan solo a las décadas anteriores de la Guerra Civil y el franquismo. Salvador es un personaje que a lo largo de las diez novelas evoluciona desde su inicial afrancesamiento al liberalismo progresista. Su antítesis ideológica es Carlos Garrote, su medio hermano, tradicionalista y absolutista. Ese enfrentamiento le servirá a Galdós para reflejar la rivalidad entre carlistas liberales y reaccionarios, reflejo histórico de la "escisión de las dos Españas" del siglo XIX, que ya había esbozado en "La Fontana de Oro", y que remataría en 1876 con "Doña Perfecta", obra contemporánea del primer episodio de esta segunda serie "El equipaje del rey José". Octavio Paz, en su discurso de agradecimiento por el Cervantes en 1982, se identificaba con Monsalud en estos términos: "Al llegar a la segunda serie me cautivó inmediatamente la figura de Salvador Monsalud. Fue mi héroe, mi prototipo. Mi identificación con el joven liberal me llevó a enfrentarme con su medio hermano y adversario, el terrible Carlos Garrote, guerrillero carlista. Dualismo a un tiempo real y simbólico: el hijo legítimo y el bastardo, el perro guardián del orden y el vagabundo, el hombre del terruño y el cosmopolita, el conservador y el revolucionario. Pero Carlos Garrote, como poco a poco advierte el lector, no solo es el adversario que encarna la otra España, la de ¡Religión y fueros!, sino que es el doble de Salvador Monsalud... Cada uno es el otro y el mismo. Descubrí entonces que a todos nos habita un adversario y que combatirlo es combatir con nosotros mismos".
 
La música que siempre me viene a la cabeza cuando pienso en los Episodios Nacionales es la de Beethoven, en particular el Concierto Emperador. Seguro que Galdós también la escuchaba un domingo por la mañana, como hoy: 
 
Sí, al pisar los soportales de la fotografía recordé a todos los que habían pisado aquellas baldosas antes que yo, ya fuera en el mundo real o en el de la ficción, pues al final son el mismo mundo, el que habita en mi mente.
 

 

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