Hoy vuelven las clases y mientras me arreglo para irme caminando a la Universidad (me tiro una hora, sobre todo con el maquillaje) me acuerdo de esa pregunta que me han hecho mis alumnos muchas veces. Ayer también me acordé de ella al pasar por un restaurante que se llama "La Musa" y me pregunté por la musa de los artistas y por lo que significa ser famoso. ¿Qué pensarían sobre esto Homero, Aristóteles, Dante, Shakespeare o el propio Cervantes? Del primero no sabemos si existió o no, e incluso si fueron varios autores. Qué le vamos a hacer si tenemos que poner un nombre a quien escribió "La Ilíada" y "La Odisea", a pesar de que hablemos de ocho siglos antes de Cristo. Del segundo lo que sabemos es que sus obras se recuperaron muchos siglos después de que muriera, más o menos como sucedió con Platón, que estuvo absolutamente olvidado en la Edad Media, por la ausencia de sus escritos en latín. Y siempre digo que Cervantes se murió pensando que su mejor obra era la última", "Los trabajos de Persiles y Segismunda", una novela bizantina que no lee nadie en la actualidad (el Quijote en el fondo tampoco). Está más o menos comprobado que el recuerdo de una persona dura dos generaciones de su familia. Como decía mi madre las cosas en vida. Y por eso he seguido siempre su consejo y me he dedicado a trabajar en lo que me hace feliz, a amar y viajar mucho, a escribir lo que me da la gana y a pasar olímpicamente de los premios, famas y cronopios, como diría Cortázar. Eso sí, antes de ayer tuve que dar cuerda al reloj porque veía que salía la luna y todavía no me había enterado del cambio de hora. Esto me recuerda cuando una chica se enfadó conmigo porque perdimos el tren a Aranjuez, y ya no me volvió a hablar. Ella sabía que los mejores besos son los que se dan comiendo fresas, y en Aranjuez siempre te espera el amor.
En fin, es la historia de mi vida:
No hay comentarios:
Publicar un comentario