lunes, 16 de septiembre de 2024

"Mi beso romperá el silencio".


 

Hoy presenta su último libro el poeta Miguel Ángel Yusta, con el título "Summarium 25" (2024), publicado por HUERGA y FIERRO Editores, con prólogo del poeta Félix Maraña. Y yo no podré estar porque tengo clase toda la tarde; es amigo y miembro de mi tertulia literaria siempre que puede ya que vive en Zaragoza. Hace un par de meses me leí este libro que va a presentarle Manuel Rico en el Comercial y escribí lo siguiente:


https://sotelojusto.blogspot.com/2024/06/que-es-el-mundo-sin-amor.html?m=1

Y ya que he puesto esta foto porque Miguel Ángel es, como yo, un gran melómano, me voy a la Universidad paseando tranquilamente bajo el cielo de Madrid escuchando a Puccini con la preciosa voz del tenor italiano Franco Corelli, uno de los más guapos de la historia:

https://www.youtube.com/watch?v=gJhYWUyW7C8

domingo, 15 de septiembre de 2024

"¿Cuándo aprendimos a besar?"

 

Otra cosa que suelo hacer en París, además del amor y beber vino, como dije ayer, es pasarme por el Museo Rodin. Su jardín está lleno de obras del genial escultor, y es uno de mis sitios favoritos de este mundo. Ahí he sacado esta fotografía, un detalle de la Puerta del Infierno, de Rodin y Claudel, con Paolo y Francesca da Rímini. Tras "ver" toda la literatura que hay en esta obra siempre me viene a la cabeza el beso de la reina Ginebra a Lanzarote del Lago en el ciclo artúrico y que, mezclado con la historia de amor de Tristán e Isolda, se convierte en inmortal en la "Comedia" de Dante, en su Canto V del Infierno, con la historia de amor entre Paolo y Francesca. Ahí se encuentran algunos de los versos más hermosos jamás escritos, y que enseñaron a besar a la sociedad de su época; es una influencia cultural que se ha transmitido hasta nosotros. Barthes se refirió al "contagio de los afectos", ya que todo deseo se ve afectado por el arte y la literatura. Es el amor que surge "leyendo", siglos antes de aparecer el "Quijote" y "Madame Bovary", dos de las escasísimas creaciones literarias que van a quedar, junto a la "Comedia".

Francesca de Rímini dice a través de Dante:
 
"Por diversión leíamos un día
cómo apremiaba Amor a Lanzarote
a solas y sin miedo nos hallábamos...
Leyendo que la risa deseada
era besada por tan noble amante,
este, que nunca apartarán de mí,
la boca me besó..."
 
Francesca ya había dicho los tercetos con las míticas anáforas:
 
"Amor, que el corazón gentil de súbito
enciende, a este apresó del bello cuerpo
que me quitaron: y aún me daña el modo.
Amor, que a todo amado a amar le obliga,
de su belleza me apresó tan fuerte
que, como ves, aún no me abandona.
Amor a morir juntos nos condujo..."
 
La música solo puede ser esta:
 

sábado, 14 de septiembre de 2024

"Una copa de vino al anochecer".


 
El otro día decía que un escritor poscontemporáneo debería irse de vez en cuando a cenar a París, a un restaurante del Barrio Latino, las Tullerías o frente a la Torre Eiffel, como en este de la fotografía con ella, junto a la Place Vendôme. Y también me vale cualquier pequeño restaurante en la Île de la Cité, donde nació París. Desde luego que una de las cosas que más me gustan es cenar a la luz de las velas, así como brindar con vino "rojo", como dicen en Francia. Lo demás es literatura y una música adecuada mientras caminamos por Saint-Germain-des-Prés en dirección a la habitación del hotel, en el ático de París:
 
¿Para qué escribe un escritor si no es para contarnos a qué sabe el amor inmortal?

viernes, 13 de septiembre de 2024

"No sé si presentarme a presidente del Gobierno".


 
El otro día la cúpula de un partido político se hizo una fotografía en un palacete que parecía la Moncloa. Resulta que estoy dando mi máster en un edificio que está enfrente de ese palacete. Ayer me acerqué a hacerme una foto pero me dijeron que era privado, así que me la hice por fuera. En ella también se ven algunos de mis alumnos tomando algo en una terracita.
 
Ahora me tomo el primer café de la mañana y pienso si no debería presentarme a presidente del Gobierno. Podría tener secretaria, guardaespaldas, asesores, sentirme el amo del Universo durante cuatro años, y esas cosas.
 
Hoy hace algo de fresco. Algo me dice que se está acabando el verano.
 
Suena una música melancólica en el tocadiscos y caen las hojas de otoño:
 

miércoles, 11 de septiembre de 2024

"El escritor poscontemporáneo".


 
Soy de los que piensan que un escritor del siglo XXI debe saber de todo. Dominar todo el mundo de las humanidades, pero también el científico; es decir, todo el saber y el conocimiento que tenemos en nuestras manos. Y, por supuesto, este escritor poscontemporáneo debe irse de vez en cuando a cenar a París, a un restaurante del Barrio Latino, las Tullerías o frente a la Torre Eiffel.
 
Como todos los años, estos días voy a impartir en la Universidad un máster durante muchas horas a jóvenes que has estudiado Física, Ingeniería, Economía, Derecho, carreras de Humanidades. Además de que esto me sirva para irme a cenar cualquier noche a París, me permite conocer lo que piensan los jóvenes, algo imprescindible si pretendo ser un escritor "poscontemporáneo" que tenga algo que decir, y salirme de ese subjetivismo en el que podemos caer, según el cual solo existe aquello de lo que es consciente el propio yo. No quiero aburrirme leyendo los premios literarios que se dan a dedo, todas las novedades editoriales producto del Márketing (una de las asignaturas que más me gustaron cuando estudié Económicas) y cada una de las banalidades que veo en la televisión y otros medios de comunicación.
 
Ayer me hice esta fotografía en uno de los lugares más bonitos del mundo, mirando el jardín del Ritz y delante del Prado, los Jerónimos y una escultura de Goya. Y recordé la versión de una canción de Charles Trenet con harpa durante un brunch en el hotel. Yo era muy joven y ella guapa e inteligente:
 
Luego ella me regaló "Justine", de Durrell, la primera novela de "El cuarteto de Alejandría", y yo la convertí en personaje de una de mis novelas. 
 
Quizá siga viviendo en Alejandría.

lunes, 9 de septiembre de 2024

"El pintor de la felicidad".

 

¿Qué se puede hacer un domingo por la tarde en Madrid? Pues irte al cine, a los Renoir, por ejemplo, como he hecho tantas veces a lo largo de mi vida, aunque seamos un puñado de personas. Sabía que iba a ver una película sobre la creación, aquella "poiesis" de la que habló Aristóteles, sobre el hecho creativo, y el carácter diferente de un artista, ya sea músico, escritor, escultor o pintor, y de su musa, vampirizándose ambos dentro del proceso creativo. En 2015 vi en la Fundación Mapfre de Recoletos una exposición sobre su obra, así como en Orsay y el Thyssen. Vincent Macaigne y Cécile de France son Pierre Bonnard y Marthe de Méligny en "Bonnard, el pintor y su musa" (2023), una gozosa película sobre el arte y la vida dirigida por Martin Provost. Bonnard no sería el famoso pintor sin Marthe, su enigmática musa y compañera, que aparece en más de un tercio de su producción, aunque se supone que también pintó a varias amantes. La película, que se ha estrenado en España a finales de agosto, los sigue a lo largo de un azaroso medio siglo de relación creativa, íntima e incluso espiritual. 
 
Este es el tráiler:
 
Las escenas en su casa a las orillas del Sena son muy bellas, casi tan posimpresionistas y simbolistas como el estilo pictórico de Bonnard, además de que tenemos la suerte de encontrar a otros personajes como Monet.
 
Es el mundo de Proust y su búsqueda del tiempo perdido. Es la gente con la que me realimento para escribir.
 

 


domingo, 8 de septiembre de 2024

"Con V de vainilla".


 
Me gusta reír, sonreír y hacer el tonto un sábado de septiembre por los austeros pasadizos de un edificio de mitad del siglo XVII. Y me gusta hacer regalos; es de las cosas más saludables que podemos hacer los seres humanos. En particular me gusta regalar orquídeas, quizá porque cuando pienso en ellas me viene a la cabeza el sabor de la vainilla, el único fruto comestible de las orquídeas. Sabemos que la vainilla reduce el estrés, estimula el sistema nervioso central, relaja los músculos y mejora nuestro estado de ánimo. También me gustan otras palabras que empiezan por la letra "v", como verdad, vuelo, viaje y vicio, en este último caso si pienso en ella, si no dejo de pensar en ella, en su rostro, en su piel, en sus hermosas arrugas que la vida le va dejando a su paso. 
 
En realidad la "v" que más me gusta es la de la "vida", acompañada con la de "violoncello":
 

sábado, 7 de septiembre de 2024

"Días de septiembre".


 
Madrid es como el Museo del Prado. Anoche me dormí escuchando a Schubert tras ver una hermosa y melancólica película española de este año, "La casa", de Álex Montoya, basada en el cómic de Paco Roca. Me despierto escuchando una entrevista en Radio Nacional sobre el pintor madrileño que vive en la huerta de Murcia Jorge Fin, a quien se le llama "el pintor de las nubes" (en una fotografía está su cuadro "El arte de la fuga" expuesto este año en una galería de Madrid). Estudió económicas, como yo, en el mismo sitio, el CUNEF. Ayer María Luisa Padilla me regaló por este medio unas jacarandas de Málaga. Y también leí algunas cosas como estas: "Si alguna vez una mano tapó mis ojos para quitarme la vista, escritores y seres humanos como tú, Justo Sotelo, me devolvieron la mirada", escribió antes de ayer, desde Bilbao, Edita Brocos. Al leerlo pensé que es de lo más bello y profundo que se le puede decir a un escritor. "Justo, leer tus textos diarios es mi lujo intelectual, la quimera mágica de un gran escritor". Estas son unas palabras escritas desde Israel por Zulema Babchik-berinsteine "Tú eres la literatura", escribió también ayer, desde Barcelona, Inés Encuentra, que me dijo una vez que fue alumna de Angels Santa Bañeres. Mientras escribo este texto y me tomo un café leo lo que me dijo anoche Almudena Mestre: "Un día suave, como si ya fuera otoño, me sumerjo una vez más en el análisis de tu libro "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (Pagès Editors, 2023), y empiezo a apreciar cómo las hojas de los árboles se empiezan a caer, no sin antes tornarse naranjas o en tonos ocres cuando leo cada uno de los cuentos de esta última parte -el Otoño- de este ensayo posmoderno, vertidos en un mundo inteligible, sensible y emocional del texto". Ayer me di una vuelta por Lavapiés y me saqué esa fotografía en la calle en la que vivió Miguel Ángel Andés, uno de mis grandes amigos de juventud. Murió demasiado pronto, pero siempre lo recuerdo, en particular en estos días de septiembre en los que empieza a hacer algo de fresco y se caen las primeras hojas. A Miguel Ángel le convertí en personaje de algunas de mis novelas, como "Vivir es ver pasar" (1997) y "Las mentiras inexactas" (2012). A él le gustaba mucho Schubert, y veces me ponía su música en la terraza de su casa donde fumaba sin parar y tomábamos el sol mientras hablábamos de Artaud, Blake, Holdërlin, Genet o Camus:
 
¿Quién no ha jugado al escondite alguna vez cuando era pequeño en el Museo del Prado buscando el libro de la vida en uno de los cuadros?
 

 



viernes, 6 de septiembre de 2024

"Manhattan en Madrid".

"Un viernes de verano en Madrid se pueden hacer muchas cosas. Por ejemplo, desayunar en una cafetería del bulevar de Juan Bravo, pasear por el Parque del Oeste y sentarse un rato en la Rosaleda antes de aspirar el aroma de una flor, tomar el vermú en la terraza de un viejo hotel de la Plaza de Santo Domingo y escuchar la música de George Gershwin en el coche, pues vas de un sitio para otro. Como le ocurre a Woody Allen con Nueva York, yo también adoro la ciudad de Madrid. ¡Empecemos!, decía él y también puedo decirlo yo. Capítulo 1. Madrid es una ciudad romántica que a lo mejor veo en blanco y negro a la vez que suena la Rapsodia en blue. Bueno, creo que mejor empiezo de nuevo, como también diría Allen. Capítulo 1. Soy muy romántico, respecto de Madrid y de todo lo demás, y por eso mismo me parece que Madrid es una ciudad llena de mujeres bellas y hombres experimentados que parecen conocer todos los ángulos. En realidad esto suena demasiado banal, así que comenzaré de nuevo. Capítulo 1. Adoro Madrid, una ciudad que representa la decadencia del mundo contemporáneo, la misma falta de integridad individual que hace que la gente tome siempre el camino fácil. Qué difícil es convivir en una cultura marcada por las drogas, la música estridente, la televisión, la basura y la delincuencia. No, esto es muy negativo; él también estará de acuerdo en el caso de Nueva York. Empezaré de nuevo por el capítulo 1. Yo soy tan duro y romántico como la ciudad que amo. Detrás de mis gafas de pasta vive el poder sexual de un felino. Eso es, me ha quedado muy bien, como a Woody Allen al principio de Manhattan. Hay que ser optimista, desde luego. ¿Por qué vale la pena vivir?, se pregunta él en su película. Hay ciertas cosas que yo también creo que valen la pena mientras me tomo el primer café de esta mañana de verano y escribo este relato, como que hayan existido Groucho Marx y Woody Allen, el segundo movimiento de la Sinfonía Júpiter de Mozart, Louis Armstrong, La educación sentimental de Flaubert, Marlon Brando, Frank Sinatra, las manzanas y peras de Cézanne, los azules de Picasso, las sinfonías de Mahler, la Novena de Beethoven y sus últimos cuartetos, que casi te llevan de golpe a un cabaret como si todos los siglos se pudieran conectar a través del arte y la sensible intelectualidad del ser humano.
 
Y la filosofía de Platón y Kant, y la ciudad de Madrid.
 
Y tu rostro, sobre todo cuando me miras y sabes que te miro".
 
("Manhattan en Madrid", "Un hombre que se parecía a Al Pacino", 2023, p. 27 y 28).
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La foto me la ha enviado Juana Martínez López-Prisuelo desde el Central Park. La música solo puede ser esta, pura literatura cinematográfica:
 

jueves, 5 de septiembre de 2024

"Esa cosa llamada sonrisa".


 
 
Tengo cariño a esta fotografía porque en el centro se ve a un joven que podría ser yo o que soy yo realmente cuando era joven. Gracias al arte y a la literatura puedo ser cualquier personaje de la historia de la humanidad, cualquier personaje interesante, claro, ningún rey o político o algo parecido, sobre los que hemos escrito una Historia Universal que nunca me ha interesado. Me refiero a don Quijote, la Celestina, don Juan, Peter Pan, Werther, Fausto, la señora Dalloway, Miguel Ángel, Da Vinci, Beethoven, Mahler y hasta Alicia en el país de las maravillas. Justo Jr. sonríe ante las palabras de Ángels Santa Bañares que habla de "Un hombre que se parecía a Al Pacino" con cariño en la Facultad de Letras de la Universitat de Lleida, mientras yo le miro a él y ahora también miro a Carme Figuerola a través de la fotografía. La aventura de vivir es maravillosa y estoy agradecido a la vida y a las personas que me acompañan. Y por eso mismo me gusta estudiar y aprender (ya he comentado alguna vez que si en el DNI se pusiera la profesión como recuerdo que se hacía antes, yo siempre escribiría "estudiante"). La vida es demasiado corta y por eso siempre he querido vivirla, y espero seguir haciéndolo, como si cada día fuera el único día. Y por eso he besado tanto y sonreído tanto. 
 
Chaplin es otro tipo que me enseñó a sonreír:
 

miércoles, 4 de septiembre de 2024

"El profesor italiano".

 

Ayer era el segundo día de Universidad y al terminar una clase se me acercó una alumna alemana y me dijo si me podía preguntar una cosa. Este curso tengo muchos alumnos extranjeros, en particular de Alemania, algo que me parece estupendo puesto que creo en la globalización y en un mundo sin fronteras. Sonreí, y le dije que por supuesto. "Usted viste a la moda italiana, ¿no será italiano, o más bien de Sicilia? Es una cosa que pensé ayer nada más verle entrar por la puerta con el traje beis de lino y las gafas de sol". Entonces le respondí que toda la vida me habían comentado lo mismo. En este sentido pensé que otro día, cuando tengamos más confianza, les hablaré de mis libros y de un personaje que se llama Pacino, que se parece a mí.
 
Antes de irme me hice esa fotografía como recuerdo.
 
Ahora, mientras me tomo el primer café de la mañana, no tengo más remedio que escuchar esta música. ¿Os imagináis, mis amigos, cuál puede ser?
 

martes, 3 de septiembre de 2024

"Cielos azules en septiembre".


 

El otro día iba en el coche y de pronto apareció en la radio la voz de la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa (es una de las divas de la ópera del siglo XX) en un disco de aquellos de 33 rpm, con una canción de Irving Berlin y la orquesta de Nelson Riddle. Llovía y sin más, por arte de magia, dejó de hacerlo, y el coche se convirtió en un carruaje y desapareció el tiempo y tú me miraste y me sacaste una fotografía intemporal. Allí estaban la princesa y el príncipe del cuento.

¿Te acuerdas?

https://www.youtube.com/playlist?list=OLAK5uy_kZTXXAuNxnAK1Ls6hleP2N1qcAW_6W0Is

"Cielos azules
Blue skies

Sonriéndome
Smiling at me

Nada más que cielos azules
Nothing but blue skies

¿Veo?
Do I see

Pájaros azules
Bluebirds

Cantando una canción
Singing a song

Nada más que pájaros azules
Nothing but bluebirds

Todo el dia
All day long

Nunca vi el sol brillando tanto
Never saw the sun shining so bright

Nunca vi que las cosas fueran tan bien
Never saw things going so right

Al notar los días que pasan apresuradamente
Noticing the days hurrying by

Cuando estás enamorado, cómo vuelan
When you're in love, my how they fly

Días azules
Blue days

Todos ellos se han ido
All of them gone

Nada más que cielos azules
Nothing but blue skies

De aquí en adelante
From now on

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¿Hay alguien que todavía no crea en los cuentos de hadas?

lunes, 2 de septiembre de 2024

"Hoy hace un año".



Esta red social me recuerda esta fotografía de Almudena Mestre con "Un hombre que se parecía a Al Pacino" en la mano, su primera lectora. En realidad le había llegado días atrás a su casa, ya que lo había comprado por Internet a la editorial incluso antes de editarse, y se fue a hacer la foto al parque de El Capricho de Madrid. Desde que lo recibió, Almudena no había dejado de leerlo, con el fin de desentrañarlo y comprenderlo, y eso que son más de 300 páginas. A continuación recogí la contraportada escrita por Pagés editors y la Universitat de Lleida en la colección Le fil d´Ariadna dirigida por la catedrática de literatura francesa Angels Santa Bañeres. El libro no hubiera existido sin ella.
 
"El cine inventó la ciudad de París y antes lo hicieron los pintores y los bohemios”. Así inicia Justo Sotelo su andadura en el prólogo. De golpe París se alza en el punto de referencia en el tratamiento de temas tan importantes y complementarios como la literatura y el cine. De la mano del escritor, de una manera desenfadada, en este ensayo fragmentario, de tintes postmodernos, compartiendo con el autor el primer café de la mañana, vamos a recorrer los mundos de la amistad cómplice entre dos artes que han caminado paralelas desde el descubrimiento del cine por los hermanos Lumière. La literatura alimentó el cine en sus inicios y ha continuado inspirándolo a lo largo del tiempo, aunque ahora el cine, de manera paradójica, alimenta la literatura y la inspira a su vez. Esa escritura que le lleva hoy a engarzarse con el cine presentado por Balbín en "La clave", o con la poesía y el magnetismo del profesor de "El club de los poetas muertos", o el polifacético trabajo de Woody Allen, dejándose mecer por las sinfonías de Mahler, la filosofía de Kant y Platón y por el inconfundible paisaje de la ciudad de Madrid, marco incomparable del más puro amor..."
 
Hoy hace un año escuchaba una balada de Chopin mientras me tomaba el primer café de la mañana:
 
 
Almudena estaba sentada en un banco sin anclajes mientras leía mi libro, y había que tener "precaución" decía el cartel. Sabemos que el Quijote se inspira en el "Entremés de los romances", de autor anónimo, y esa idea de que leer mucho puedo ser malo para la salud. 
 
Es lo que tiene la literatura.

domingo, 1 de septiembre de 2024

"El último romántico del Siglo XXI".


 
Me gusta acercarme al mar tal y como Dios me trajo al mundo. Hay algo lírico en ello, una especie de comunión física y espiritual donde se ponen de acuerdo todos los elementos de este mundo. Abrazo así al pasado y al presente, me convierto en espuma y en ola. Solo soy un suspiro de la obra de la Creación. Y si me miras tú, sé que soy como aquel "polvo enamorado".
 
Entonces puedo llevarme el piano al pie del mar para que escuches esta música conmigo:
 
El mundo es nuestro.