miércoles, 11 de septiembre de 2024

"El escritor poscontemporáneo".


 
Soy de los que piensan que un escritor del siglo XXI debe saber de todo. Dominar todo el mundo de las humanidades, pero también el científico; es decir, todo el saber y el conocimiento que tenemos en nuestras manos. Y, por supuesto, este escritor poscontemporáneo debe irse de vez en cuando a cenar a París, a un restaurante del Barrio Latino, las Tullerías o frente a la Torre Eiffel.
 
Como todos los años, estos días voy a impartir en la Universidad un máster durante muchas horas a jóvenes que has estudiado Física, Ingeniería, Economía, Derecho, carreras de Humanidades. Además de que esto me sirva para irme a cenar cualquier noche a París, me permite conocer lo que piensan los jóvenes, algo imprescindible si pretendo ser un escritor "poscontemporáneo" que tenga algo que decir, y salirme de ese subjetivismo en el que podemos caer, según el cual solo existe aquello de lo que es consciente el propio yo. No quiero aburrirme leyendo los premios literarios que se dan a dedo, todas las novedades editoriales producto del Márketing (una de las asignaturas que más me gustaron cuando estudié Económicas) y cada una de las banalidades que veo en la televisión y otros medios de comunicación.
 
Ayer me hice esta fotografía en uno de los lugares más bonitos del mundo, mirando el jardín del Ritz y delante del Prado, los Jerónimos y una escultura de Goya. Y recordé la versión de una canción de Charles Trenet con harpa durante un brunch en el hotel. Yo era muy joven y ella guapa e inteligente:
 
Luego ella me regaló "Justine", de Durrell, la primera novela de "El cuarteto de Alejandría", y yo la convertí en personaje de una de mis novelas. 
 
Quizá siga viviendo en Alejandría.

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