Me gusta acercarme al mar tal y como Dios me trajo al mundo. Hay algo lírico en ello, una especie de comunión física y espiritual donde se ponen de acuerdo todos los elementos de este mundo. Abrazo así al pasado y al presente, me convierto en espuma y en ola. Solo soy un suspiro de la obra de la Creación. Y si me miras tú, sé que soy como aquel "polvo enamorado".
Entonces puedo llevarme el piano al pie del mar para que escuches esta música conmigo:
El mundo es nuestro.
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