El otro día leí en Facebook que toda mujer convive con los fantasmas de sus relaciones pasadas.
Él buscó su mirada, pero ella no levantó la vista del iPad. Estaba
interesada en la evolución del Ibex-35. No se fiaba de la situación
del mercado de valores. Había apostado por las "eléctricas" en unos
tiempos de crisis económica y convenció a su empresa para realizar una
operación arriesgada.
Hace mucho
que no hacemos el amor, continuó él. Es como si hubiera pasado un siglo
desde que nos vinimos a este chalé con vistas al pantano. Era tu sueño,
¿lo recuerdas? Aquí vivían tus compañeras del colegio, tus mejores
amigas, esas con las que no tenías secretos. ¿Qué me decías?, levantó ella la vista unos instantes del gráfico que mostraba la cotización de las acciones. Te decía que no me importaría hablar otra vez de sexo, incluso de amor. El primer año fue
maravilloso, supongo que no lo habrás olvidado. Apenas llegábamos a fin de
mes, pero éramos felices y nos queríamos.
Ella lo miró
con los ojos cerrados y dijo: ¿Sabes que ha aparecido el cadáver de ese director de cine en el pantano? Todo son especulaciones. Todavía se desconoce si fue un asesinato o se ahogó mientras nadaba. ¿Te acuerdas de ese tipo? Cómo podría olvidarlo, dijo él al tiempo que se encogía en la sábana y situaba la cabeza en el hombro de ella. Estuvisteis enamorados; lo sabía todo el mundo. En realidad siempre he pensado que continuabas enamorada de él. No me extraña que alguien lo matara, aunque si te digo la verdad tampoco me importa. Era un director morboso y mujeriego, un egocéntrico. A veces me pregunto cuánto dura el amor, dijo ella sin prestar atención a sus palabras y dejando el iPad sobre la mesilla. Y añadió: Quizá lo sabríamos si el amor cotizara en Bolsa.
Abrió los ojos, alargó el brazo y apagó la luz.
Como relato especular podemos enlazar los espejos con la concepción del tiempo en la que percibimos un espectáculo en el que los dos personajes sotelanos se ven a través de un espejo cayendo por tanto, en los límites entre lo real y lo ficticio. El espejo no refleja una situación como bien vemos en la imagen del paratexto sino que más bien, la distorsiona. Los espejos hacen desaparecer ciertos detalles, o al menos, distorsionan la que debe ser, la “realidad”.
ResponderEliminarEl narrador empieza hablando en primera persona de singular pero pasa en el segundo párrafo a la tercera con lo cual, el relato adquiere una mayor autenticidad que uno que se narre en primera. Realmente las especulaciones o suposiciones que el protagonista masculino afirma con respecto a su “mujer”, ¿son mentira o verdad? El lector ya no sabe a quién darle crédito si a él o a ella. Realmente el hombre quiere dar muerte en su subconsciente a su doble, anular y eliminar de su mente a su rival, al igual que intenta ignorarle o menospreciarle con sus calificativos despectivos.
El espejo donde ambos personajes se miran está ligado al tiempo; una especie de viaje al pasado donde aparecen como en el cine, escenas a través del flash-back, en blanco y negro o fotogramas a cámara lenta que hacen que el narrador-protagonista retroceda al ayer, a lo que fue, presuponiendo en la actualidad, una serie de hechos y acontecimientos que pudieron suceder o tal vez, no.
El narrador da paso sucesivo a las dos voces narrativas e intenta autentificarlo dándole cierta coherencia y verosimilitud a través de los apelativos que se le dan al director de cine supuestamente, asesinado o ahogado en un pantano, un claro misterio o enigma que entraña el código epistémico del relato, donde el agua es símbolo de la muerte.
Tal vez salten a la vista los sueños y deseos reprimidos de Freud con respecto al sexo que surgen sublimados mediante el poder y el erotismo del lenguaje mediante los dos personajes en donde se esconden las máscaras de la verdadera identidad de la mujer en el relato. Confusión espacio-temporal que da lugar a diferentes interpretaciones del lector que, sorprendido y despistado, no sabe a quién creer.
Un relato metaliterario que surge de la lectura de la evolución del IBER-35 y la complicación del diálogo entre una pareja donde aparentemente se aprecian connotaciones de indiferencia, soledad e individualismo característicos de la posmodernidad, propios de la época en donde nos encontramos. Surgen intercambios de miradas, gestos que caen en el vacío mostrado por la incomunicación entre dos seres que apenas hacen el amor quizás, aislados y metidos en su propio “yo” gracias a los avances tecnológicos (IPad, las redes sociales, los correos..).
El relato plantea el problema de la identidad tal y como lo trata Zygmunt Bauman en su obra “La Modernidad líquida” donde la identidad de cada ser humano es cuestión propia, semejante a una costra volcánica que se endurece, se modifica y cambia constantemente de forma.
¿El amor es cuantificable y medible? Por medio de la intertextualidad este relato tiene el mismo título que la película que “Ojos bien cerrados” de Stanley Kubrick, es decir, el cine y la literatura, se conjugan y se interrelacionan en él por medio de la simulación y sublimación con cierto componente o connotación sexual y erótica. Interactúa el poder con el erotismo propios del modelo ficcional de la Teoría de los Mundos posibles de Dolezel, con un final abierto a las interpretaciones múltiples del lector en un mundo posmoderno en el que destaca el influjo de los medios de comunicación a los que se refería Gianni Vattimo.
Un diez Justo Sotelo y un abrazo muy fuerte. Te admiro mucho.
Me ha encantado lo de los personajes sotelanos. Por lo demás qué te puedo decir que no sepamos tú y yo. Un abrazo, Almu.
ResponderEliminarUn comentario de alto nivelpor parte de AlMU. Mi enhorabuena.
ResponderEliminarpedazo de relato del aquí te pillo y mato
ResponderEliminarentre bambalinas pasó su pasión y llanto
entre gráficos perdió el amor y el rumbo
cuanta miseria acapara en sus actos
pero mucho más en sus silencios
el amor de una sociedad enfermiza
acaba muerto entre sus silencios
sus gráficos y sus actos
amores líquidos
Roranna-161029-11h.
cuánta, como exclamativa es acentuada y
ResponderEliminarmucho, obviamente, es mucha, ejem :)