Era un adolescente la primera vez que vi "Un perro andaluz" (1929),
de Buñuel (y Dalí), en el Museo de Arte Contemporáneo. Entonces este
museo estaba un poco más arriba del Palacio de la Moncloa; luego se
trasladó a Atocha para transformarse en el Reina Sofía, el museo que más
me interesa de los que hay en Madrid.
Aún recuerdo la conmoción
que me produjo. Aunque era un buen estudiante no lograba comprender que
la idea de que la estructura del pensamiento es lingüística se había superado en el siglo XX.
Desde entonces intento saber hacia dónde van la literatura y el arte.
Las lecturas, los razonamientos, la necesidad de pensar, de comprometerme con mi época me resultan apasionantes.
(Estaba releyendo ahora mismo "Imitación y experiencia", del filósofo
Javier Gomá, Taurus, 2014, y me ha venido a la memoria el cortometraje
más conocido del cine surrealista).
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