Cuando el viejo reloj de pared marcó las doce de la noche, me
cogiste de la mano y me llevaste fuera. Nos tumbamos en esa roca enorme
situada en uno de los extremos del jardín de tu casa.
A veces
miro las estrellas desde este sitio, dijiste mientras te arropabas con una
manta. Su luz siempre me dice algo, sobre los secretos que he olvidado
de mi infancia, el sentido del amor y el sexo, los sonidos ocultos de la Naturaleza y el valor de las obras
de arte. Es como si estuvieras en paz con el mundo, esa
armonía universal de la que habla Justo Sotelo en una de sus novelas, el último escritor que
he leído y al que me gustaría invitar para que observara las estrellas desde aquí.
Sonreí y cerré los ojos. Si acabas de leerlo, dije entre susurros, entonces ya está con nosotros. Seremos tres vagabundos en lugar de dos y recorreremos el mundo por el simple placer de hacerlo.
Te miré y pensé que la luz del móvil iluminaba una de tus manos, pero me equivoqué.
Te miré y pensé que la luz del móvil iluminaba una de tus manos, pero me equivoqué.
Habías atrapado una estrella.
Al ser un relato en primera persona, el autor finge ser el personaje que está hablando – según Searle – en un discurso ficticio en donde se recrea una realidad ficcional propia de un relato borgeano al oírse la voz del narrador. Se vislumbra un espejo entre realidad y ficción existiendo un límite entre los niveles narrativos del relato, es decir, las metalepsis que ocurren entre el autor real y el mundo ficcional rompen la frontera entre los niveles narrativos y el autor siendo un personaje ficcionalizado entra en juego para formar parte de él en distintos planos junto a los otros dos protagonistas, él y ella.
ResponderEliminarLa figura autorial creada por el texto no hay que confundirla con el escritor real, es decir, con el llamado Justo Sotelo de la novela que está leyendo la chica que querría invitarle a admirar las estrellas. En un discurso narrativizado aparecen símbolos y metáforas reflejados en el discurso de la estrella: la luz del amor que anticipa el futuro por medio de un salto en el tiempo, la prolepsis y así, la eternidad del tiempo se detiene y se hace presente.
La esfera del espacio literario de Justo Sotelo se asemeja a la de Borges, ambas engloban pensamiento y especulación; a veces en ambos autores se reflejan elementos del sistema filosófico de Berkeley como en este entrañable cuento, donde se percibe un subjetivismo exacerbado que toma la forma de solipsismo, es decir, existe todo aquello que percibe la mente del observador. Es decir, los personajes solo por el hecho de hablar de la novela de Justo Sotelo y ella haberla terminado de leer, ya consiguen que él forme parte del grupo. Observan en un abrir y cerrar el cielo y de nuevo vuelve a salir el mismo nombre del autor. La mente es el único espacio donde el ser humano percibe los objetos, la luz que emana de la estrella, la misma que emana de la escritura en donde los propios personajes le insertan en el texto para confundirse con la representación o imagen, propia de la posmodernidad, dentro de los mundos posibles que el autor, maneja con maestría e ingenio.
Una parte inconsciente de la mente es el sueño y después de leer este relato metaliterario, me pregunto: ¿El cuento no será un juego ficcional del autor entre el sueño y la vigilia? Una visión del mundo repleta de belleza y sensibilidad en el que Justo Sotelo, le da un carácter onírico ya que los personajes después de marcar el reloj de pared, las doce de la noche, juntos y de la mano, es posible que se sumieran en un sueño compartido y reparador.
Un abrazo Justo y mi más sincera ENHORABUENA. Es excelente. Un diez!
Almudena, no sé si consciente o inconscientemente, pero acabas de escribir una clase de teoría de la literatura. Y no es nada fácil entender mi cuento de hoy. Te felicito. Un abrazo.
ResponderEliminarno hay dos sin tres
ResponderEliminarcomo no hay cielo
sin estrellas
el protagonista
es una agonista
de sí mismo
cuando el autor
es citado
por sí mismo
el lector
atrapa estrellas
cuando participa
de la obra
pasando a ser
su único futuro
así hay obras
que se trascienden
a sí mismas
como hay autores
que no pueden
enclaustrarse
porque necesitan
expandirse
comunicarse
soñarse hasta
desbordarse
en otros ojos
en otras manos
en otros lugares
y paisajes lejanos
que son soñados
y cuando los sobrevuela
los hace suyos
los hace nuestros
desde el yo al nosotros
pasando por los otros
devolviéndolos
a su robada mismicidad
dejando ya de ser
mera cosicidad
puntos lúcidos
Roranna-161021-9h.
Imposible no conmoverse ante tan precioso relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta eso de creer que es algo mas que la luz de un celular... Muchas veces "me ha parecido" algo mucho mas interesante que no sea lo que parece, como eso de hablar de uno mismo en tercera persona
ResponderEliminarMe gusta eso de creer que es algo mas que la luz de un celular... Muchas veces "me ha parecido" algo mucho mas interesante que no sea lo que parece, como eso de hablar de uno mismo en tercera persona
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